El Blog de Emilio Matei

sábado, 30 de agosto de 2014

Mohammed al Ajami, ¿el poeta olvidado?

La poesía, un juego peligroso.


Se conoció mundialmente en 2011, cuando entusiasmado por la llamada Primavera Árabe, escribió un poema, El poema del jazmín.
Somos todos Túnez, dijo, todos enfrentando a las elites opresoras. De Occidente, dijo más adelante, importamos todo menos los derechos y las libertades. Fue detenido en Qatar, su país natal, y condenado por incitación a voltear el poder. Le dieron cadena perpetua y luego, con gran magnanimidad, tal vez por causa de las diferentes organizaciones internacionales que salieron en su defensa, en 2013 le redujeron la pena a quince años. Y desde ese momento no pude saber más de él. No hay nada en ninguna parte. Parece que un poeta pudriéndose en la cárcel ya no es más noticia para los medios occidentales y ni siquiera para Al Jazeera.
¿El poeta olvidado?
o debería decir, desaparecido.
Muy pocas imágenes hay de Mohammed al Ajami, que usa como seudónimo Ibn al-Dhib, el hijo del lobo. Y no me fue posible saber qué edad tenía cuando escribió, estudiante en la Universidad del Cairo, en Egipto, ese único poema que le costó quince años de cárcel. Un poema que ni se mencionó durante el juicio.


Como último recurso, escribí a Amnesty International y estoy a la espera de una respuesta que agregaré aquí en el caso en que la reciba y que aporte nueva información.

*Al día de la fecha, 10 de noviembre de 2014, después de insistir un par de veces, sigo sin información al respecto. 

viernes, 29 de agosto de 2014

Los plebiscitos y la usura

El pueblo es soberano, pero ningún pueblo dispone del derecho absoluto a cualquier cosa. Ya traté este tema con respecto a la discusión que hay en Uruguay sobre las leyes que suelen llamarse de punto final. Estas leyes intentan terminar con los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos por la dictadura. Delitos que, por su naturaleza particularmente viciosa, son considerados en el conjunto de las naciones, imprescriptibles. Sin embargo, apoyándose en un falso poder absoluto del pueblo, se hizo un plebiscito y de acuerdo a los resultados obtenidos se decidió terminar con los juicios. Por qué no, entonces, en algún futuro disparatado, no se podría votar, mediante plebiscito, la muerte de todos los pelirrojos, todos los fumadores de marihuana o todos los miembros de algún grupo social minoritario. Si la condición omnipotente del plebiscito fuera verdad, todas estas alternativas serían posibles.
En síntesis, la soberanía del pueblo tiene, a pesar de su enorme e inalienable poder, límites precisos.



Ahora, en el tema de los llamados fondos buitres o holdouts, aparecen criterios parecidos a la falsa interpretación de soberanía que menciono más arriba. En este caso los contratos o acuerdos económicos deben ser cumplidos a cualquier costo y sin ninguna clase de matices. Criterio que no existe en ninguna legislación del mundo.
La declaración de que el que se compromete a pagar debe hacerlo y listo es falsa. El que se compromete a pagar debe pagar si puede, esa es la realidad que todas las leyes de Occidente contemplan. Nadie puede pagar su deuda con su propia vida, por ejemplo, o con la de los suyos. Nadie está obligado a entregarse en esclavitud al acreedor en el caso de no poder pagar.
Las leyes de quiebra o banca rota en Argentina, como en muchos países capitalistas, por ejemplo, lo único que hacen es verificar si el deudor quedó insolvente de buena fe. Y si lo hizo de ese modo, distribuirá armónicamente los restos que hubiera de su patrimonio entre los acreedores y lo hará en la medida en que el quebrado pueda seguir viviendo a posteriori de una manera humana. Nadie le puede exigir, por ejemplo, que entregue a sus acreedores su televisor o su microondas. Y quedará reivindicado después de un cierto tiempo de modo de poder rehacer su vida en el futuro.
Inclusive, previo a una quiebra, existen instancias, como la que suele llamarse convocatoria de acreedores, que mediante quitas y arreglos varios, permiten al deudor que pasa por una crisis circunstancial, pero que todavía dispone de un negocio que puede renacer, trabajar de modo de honrar los acuerdos y volver a ponerse en carrera evitando de ese modo una banca rota que perjudicaría mucho más tanto a deudores como a acreedores.
Si el futuro deudor decidió recurrir al crédito para evitar la crisis y cayó, por impericia o estupidez en manos de usureros, y terminó, como suele suceder, en una quiebra, es seguro que la condición de usurero de los que dieron el crédito va a ser considerada por el juez que intervenga. La usura es considerada un delito y es pecado tanto para el cristianismo como para el judaísmo y el islamismo.


En realidad, el que dice que el que debe debe pagar, así, a secas, en un caso en el que hay usura de por medio, está diciendo una estupidez, una falsedad o pertenece a un grupo mafioso.

martes, 26 de agosto de 2014

Otra vez Libia

O debería decir, sigue la tragedia Libia. O la tragedia de buena parte de África. Escuché a un programa de televisión que decía que en Libia actúan más de mil seiscientos grupos armados independientes. No tengo manera de verificarlo, pero podría ser así. Y en realidad, si fueran la cuarta parte o el doble también sería una clara demostración de la destrucción del pacto social de un país. O de una región.


Es difícil saber lo que sucede en el interior de Libia, ya casi no quedan periodistas y la información que llevan los que escapan no deja de ser parcial y limitada a experiencias demasiado traumáticas como para permitir reflexiones lúcidas. Sí sabemos que los países del entorno libio están más que preocupados por un cáncer que puede hacer metástasis en cualquier momento llevado de la mano de aeropuertos bombardeados por aviones de Arabia Saudita, narcos colombianos y gente del AQMI, Al Qaeda para el Maghreb Islámico, y Hermanos Musulmanes, etre otros. ¿Y más lejos? ¿En Europa? 

En Italia subieron este video, precedido por un pudoroso cartel que decía Immagini sconsigliate a un pubblico sensibile: http://video.corriere.it/dramma-migranti-corpi-naufraghi-spiagge-tripoli/7962fdb6-2c8f-11e4-9952-cb46fab97a50 . En él se ven los cuerpos balanceados por las olas que flotan en la orilla de una playa cerca de Trípoli, en Libia. Son los cuerpos de los doscientos seres humanos que abandonaron la guerra y se jugaron la vida para llegar a Italia el 23 de agosto. Se la jugaron y la perdieron. Y ahora no son más que despojos que son recogidos y embolsados por gente idéntica a ellos y a los que suelen limpiar, muy temprano por la mañana, la basura que gente divertida y desaprensiva dejó en la playa por la noche.

En Italia el video se vio, en mi caso, precedido por una publicidad que empezaba con vacas pastando en un bucólico paraíso a la suiza y que terminaba en una mozzarella. Y luego, como en una broma macabra, la publicidad de una especie de grisines forrados de cholocate llamados Zulú.

martes, 19 de agosto de 2014

El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones y los gatos

¿Habrá alguien en Irak, en Afganistán o en la Franja de Gaza, que esté preocupado por el cambio climático?

A veces ciertos temas ecologistas me parecen tan importantes para la humanidad como en la época victoriana las discusiones sobre cómo ser un auténtico dandy londinense.
Nadie puede objetar que es mejor no producir tanta basura o procesarla para poderla aprovechar o que es conveniente no tirar productos peligrosos al medio ambiente. Pero convertir buenas e higiénicas costumbres en una lucha fundamentalista que se extiende a la tierra toda me parece una peligrosa exageración. Exageración porque todo lo que puede contribuir Sudamérica en su conjunto al efecto invernadero no modifica demasiado nada, teniendo en cuenta cualquier parámetro que se quiera elegir como patrón de medida. Los países del norte producen daños tanto más importantes que los nuestros carecen de significación. Y peligrosa porque tiende a desviar la atención de problemas mucho más agudos si de proteger la tierra se trata. Baste ver lo que significó el uso de uranio empobrecido en la guerra de Irak.
Cuando uno ve la enorme cantidad de energía que desperdician y la monstruosa contaminación que producen las armas de guerra, todo lo demás parece una broma. A lo sumo una broma de dudoso gusto, pero broma al fin.


En realidad, en nuestros países cuando se habla de calentamiento global, por lo que eso signifique o por lo verosímil que sea, toda argumentación que no pase por acusar a los países del norte, que son los que la producen de modo significativo, es pura frivolidad, apenas diferente a la gatofilia insoportable con la que nos atosigan en Facebook los amantes de los gatos.

viernes, 8 de agosto de 2014

Lo que se pierde

La islas Camores, el Himalaya, Chichén Itzá, los fiordos de Chile, y los de Noruega, Rapa Nui, Nigeria, el Kalahari y la cuenca de Olduvai, el Gran Arrecife de Coral. Canguros y Chimpancés en libertad.

Desde que nací hasta ahora vi aparecer en mi vida objetos maravillosos. Radios que se podían llevar en el bolsillo, televisores enormes y en color que permiten ver un mundial de fútbol en tiempo real, aviones que vuelan a más de diez mil metros de altura y que suelen tener más estabilidad que un barco, teléfonos portátiles que permiten compartir sonidos e imágenes a través del océano, computadoras que hasta me permiten desde mi casa y en ropa interior, ganar el dinero necesario para vivir y tantas otras cosas maravillosas que de una u otra manera tengo o que puedo usar. A veces escucho a gente que se pregunta qué se va a perder cuando muera, qué maravillas tecnológicas habrá que ni siquiera podemos imaginar. Y esa gente tiene razón, quién podría negarlo. Yo mismo me lo pregunto, a veces.

Sin embargo hay algo que comparto con mi abuelo que murió antes de todas las maravillas que mencioné arriba. Y es que no conozco ni llegaré a conocer la mayor parte de los lugares y de las sensaciones que este mundo, así como es, puede dar. Pienso en las fuentes del Nilo, en el Polo Sur, en la Siberia y en la Tundra Canadiense y en tantos otros desiertos, pienso en el fondo del mar, en una isla perdida en el Caribe, o cerca de Cabo Verde o de Madagascar. Puedo pasarme el día y tal vez el año pensando en una lista de lugares que no conoceré más que a través de una eventual esterilidad televisada que ocultará las suciedad en las playas de la Melanesia, las cucarachas que son plaga en toda la Polinesia y el dolor de la piel en el frío polar; la potencia de la Verdad de la naturaleza a la que sólo se accede exponiendo el propio cuerpo, limitado y frágil. Y eso sí me entristece frente a la idea de morir.

martes, 5 de agosto de 2014

Neo gurues de Facebook

Mi casa está abierta a todos, todos pueden entrar en ella, pero atención: mantengan la boca cerrada.

El prócer puede ser un actor conocido, un tremendo intelectual, un poeta filósofo o un filósofo poético o, por qué no, una vieja habitante de algún paraíso perdido que decidió comunicarse con el universo a través de una página de Facebook para contar, en compañía de sus acólitos, lo lindo que es su terruño. Lo que parece loable o, al menos, no negativo en sí. Claro que luego de un tiempo se rodea de una caterva de amigos fieles que en realidad actúan como fieles de una limitadísima religión y eso no resulta tan simpático. Son los que beben cada palabra del maestro o la maestra como si fuera una especie de maná intelectual que alimenta a los pobres desamparados del desierto de las ideas o más probablemente, de la exquisita sensibilidad que sólo el gurú es capaz de percibir en el más estólido ladrillo.

¿Foros de discusión o foros de adoración?

 El problema es que en FB, salvo que uno renuncie a abrir fuego contra todos mediante alguna limitación autoimpuesta en los filtros que se proveen para evitar la difusión excesiva, trae dos clases de individuos repudiables. Los insultadores por impunidad, que habrá que eliminar de los amigos, y los contestatarios, los malditos individuos que se afanan en discusiones irrespetuosas tan fuera de lugar, ¡so desubicados!
A esta última fauna reconozco que adscribo yo.

Los gurúes de FB reaccionan de una manera curiosa porque la gran mayoría no lo hace a mi comentario por sus contenidos sino sólo por su existencia, como si atreverme a discutir o a comentar algo que dijeron, a ocupar un espacio por mínimo que sea, fuera un pecado irredimible. Y luego su cohorte de adherentes fieles, acompaña con insultos, me gusta o ironías, a tan sabio sensei. Hay veces en que los acólitos suelen estar tan bien entrenados que se adelantan al gurú. Y en ese caso, el sobrio gurú o la sobria gurusa, para igualar los géneros, suelen poner un me gusta como quien asiente sabia y sobriamente con la cabeza.

En fin, cada cual con su idiosincrasia. Yo no pienso renunciar a la mía y seguiré molestando como el Etrusco.