El Blog de Emilio Matei

lunes, 23 de diciembre de 2013

Mentir es una cuestión de honestidad

Textual:
Transcripción del comentario de una señora el día en el que supuestamente había saqueos en el barrio de Once, barrio comercial típico de Buenos Aires donde cohabitan judíos, coreanos, chinos, árabes y, últimamente, latinoamericanos y africanos migrantes.


—Suba señora.
—Gracias.
—A qué piso va.
—Séptimo, por favor.
—Cómo no. Usted debe ser una persona muy valiente.
—Yo. Por qué.
—Salió a la calle cuando hay hordas de saqueadores en el barrio.
—Mire, yo vine caminando cuatro cuadras y no vi nada. Quién se lo dijo.
—Mis pacientes, varios llamaron para cancelar el turno, venir resultaba demasiado peligroso.
—Eso no es verdad.
—Ah, ya me doy cuenta, usted es kirchnerista.
—No, no los soy.
—Ja, salude a Cristina(*) de mi parte.

En realidad, usted DEBE mentir. Es una cuestión de honestidad. Este gobierno divide aguas, o se está contra él o se es kirchnerista y se apoya a los corruptos. ¿No me cree? Ja, usted también es kirchnerista.

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(*) Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Puro talento uruguayo

Se pueden decir muchas cosas de este video, pero todo lo que se diga no es más que una racionalización para poder soportar la verdad de una pieza de arte que desde el lugar del arte, de ese espacio aconceptual y lúdico, dipara directo, como él mismo dice, al corazón. Claro que no al lindo dibujito de las femeninos diarios adolescentes sino a la tripa que uno lleva en el pecho, como decía Ataualpa Yupanqui, y que, como en este caso, fusila al lugar común.
A veces despotrico contra el resentimiento del uruguayo y contra el desaliento y la falta de futuro que declaman sobre bases muchas veces verdaderas. Pero el Uruguay no se rinde, está ahí agazapado con su enorme talento y su originalidad.

Aquí adjunto el link oficial del tema: http://www.youtube.com/watch?v=f_8VtUfAKn4

Pensé que era necesario poner la letra aquí mismo. Pero atención, leerla antes de ver el clip es como empezar una novela policial leyendo la última página.



Violencia

Vengo de la cabeza, soy de una banda descontrolada, 
hoy no me cabe nada, vas a correr porque sos cagón 
Son todos unos putos, unos amargos unos buchones, 
llaman a los botones, vinieron todos se quedan dos. 
Hoy vas a correr, porque sos cagón con el culo roto, porque mando yo. 

Voy a salir de caño, ya estoy re duro, toy re pasado, 
como ya estoy jugado me chupa un huevo matarte o no, 
mi vida es un infierno, mi padre es chorro, mi madre es puta, 
vos me mandas la yuta y yo te mando para el cajón. 
Yo soy el error de esta sociedad, soy el plan perfecto, que ha salido mal. 

Vengo de el basurero que este sistema dejo al costado, 
las leyes del mercado me convirtieron en funcional, 
soy un montón de mierda brotando de las alcantarillas, 
soy una pesadilla de la que no vas a despertar. 
Vos me desprecias, vos me buchoneas, pero fisurado, me necesitas. 

Soy parte de un negocio que nadie puso y que todos usan, 
en la ruleta rusa yo soy la bala que toco, 
cargo con un linaje acumulativo de viciaduras, 
y un alma que supura veneno de otra generación. 
Yo no se quien soy, yo no se quien sos, el tren del rebaño se descarrilo. 

Ya escucho la sirena la policía me esta encerrando 
uno me esta tirando me dio en la gamba le di a un botón 
paso la vida entera como un tornado escupiendo sangre 
manga de hijos de puta me dieron justo en el corazón.


lunes, 9 de diciembre de 2013

Hablar por boca de ganso

A esta altura ya sólo considero como posible, todo dato que venga acompañado de su origen. La fuente de la información es la única que puede dar una aproximación a la eventual verdad, o falsedad, que pueda contener.
Si alguien sólo transmite una información sin decir su origen o diciendo que el origen es él mismo, y la acompaña de un creo o un para mí, todavía puede ser cierta. Y si no lo es, sigue siendo aceptable ya que toda persona tiene derecho a ver el mundo como se le dé la gana. Las afirmaciones rotundas sin origen, por lo contrario, son casi todas, falsas, o eso creo.

Hablar por boca de ganso es dar por cierto lo que dijo un tercero. Y dar por cierto no implica, en realidad, que haya ningún grado de verdad en la información. Y esa certeza del ganso a veces se extralimita diciendo que fue testigo de los sucesos narrados, clara mentira, y no que no es más que el propagador de una narración ajena. Lo que demuestra que en el fondo, ¡todo ganso sabe que lo es!
Una variante de esto es poner al lado de uno a una especie de testigo involuntario y que no está en condiciones de defenderse, con un prestigio cierto al menos para el narrador: Un ingeniero, una fuente confiable, un político intachable. Mi mamá también puede ser una fuente inobjetable. Quién se atrevería a desmentir a mi mamá sin ofenderme.

Hace unos días el editor de un boletín informativo de circulación escasa aunque significativa, dijo ante mi exigencia de poner la fuente de la información que daba y que yo consideraba falsa, que no hay tiempo para verificar toda la información y que lo importante era que iba en la dirección correcta. (Dirección que nunca se explicita porque se supone que es objetiva.) Esta afirmación hace que toda información sustente su validez sobre la funcionalidad para el que la da. ¿Y la Verdad? La Verdad carece de importancia, la única verdad parece ser una especie de verdad económica en la que la ventaja, la utilidad para el que la menciona, es la única unidad de medida.

Y esas personas se llenan la boca, de modo inevitable e infinitamente cansador, con las palabras valores, autenticidad, originario, pureza. Eso sí, la que se llenan es, no puede ser de otro modo, su boca de ganso.

martes, 3 de diciembre de 2013

La percepción de la corrupción

Qué linda frase esta de la percepción de la corrupción. Al no poner ningún parámetro mensurable, deja todo a cuenta de la sensibilidad de unos señores en Berlín, donde funciona la organización Transparency Internacional, ONG dedicada a medir países corruptos. En realidad, la percepción de la corrupción en los países.
¿Y a qué conclusiones llegan? A que la corrupción va de la mano de la pobreza y es la que en buena parte la produce.
Si uno mira el mapa mundial de la corrupción de acuerdo a los análisis de T. I., resulta que casi coincide con la mirada sobre la amistad o enemistad que tenga un país con los centros mundiales del neoliberalismo. O con la Pax Americana.  La lista está encabezada por Corea del Norte y por allí, en el top ten de la corruptela, están Siria, Afganistán y Libia, acompañados por Mali, Somalía y Rusia, claro. Y en América del Sur prevalecen los países de la esfera próxima a Estados Unidos sobre los que oponen resistencia.

Uno no puede evitar hacerse algunas preguntas. ¿Los paraísos fiscales están llenos de dineros de los policías que chantajean a los conductores o de los grandes capitalistas que evaden cifras astronómicas de impuestos? ¿La corrupción que produjo la caída del Lehman Brothers es menor que la suma de las donaciones que en algunos países se hacen a los aduaneros para pasar algunas cositas que sólo un fundamentalista de lo honesto, caramba, llamaría contrabando? ¿Lo que te roban las compañías telefónicas y los libradores de tarjetas de crédito, con la connivencia de los bancos, es despreciable frente a lo que cuesta conseguir una habilitación para poner un negocio?
Por qué siempre se acusa a los gobiernos populares y mayoritarios de ser corruptos y nunca a los de hecho o a los que fueron fruto de malabarismos electorales o judiciales, al menos mientras siguen en el poder.

La corrupción es un concepto engañoso. En primer término porque es esencial, aunque no excluyente, al capitalismo,  donde la ganancia es el único objetivo decente. Creo que fue Goethe el que dijo que no hay nada tan inocente como un hombre dedicado a los negocios o algo así. Y además, siguiendo con las características del capitalismo, comparte con el sistema judicial la propiedad de diferenciar a los pobres de los ricos mediante actos de corrupción. Recordemos que el tango discepoliano lo reconoce con estas sabias palabras: La razón la tiene el de más guita, la panza es reina y el dinero Dios.

Un minuto de reflexión me hace pensar que la corrupción, con las características de subproducto del capitalismo, debe ser máxima donde el capitalismo es máximo. Es decir, en los países desarrollados puestos en fila según su producto bruto interno.