Antonio Misetich
fue mi último jefe antes de la dictadura de Videla. Por ese entonces yo
trabajaba en la CNEA , sede central, justo enfrente de la
ESMA. Él fue el que me había contratado en Exactas algunos
años antes, después de mi viaje a Italia. Allí fue mi jefe hasta que el
ministro Ottalagano nos echó a todos, a más del 75% del personal. Él me
contrató mientras era jefe de Asuntos Estudiantiles, luego lo pasaron a
Secretario Académico de la facultad. ¿O fue al revés? Ya no lo recuerdo con
exactitud.
Antonio Misetich |
Para mí Antonio sigue
siendo una de las figuras más emblemáticas de lo que significó el Proceso de
Reorganización Nacional, como se autodenominaron los militares golpistas.
Antonio era un hombre herido, dulce y genial. Aunque no lo conocí en forma demasiado personal de eso estoy
seguro porque me consta. Sí pude verlo actuar con un respeto absoluto por los
demás y con una brillantez luminosa
cuando aparecía en él el científico. No podía ser un peligro para nadie más que
para él mismo y hubiera podido hacer enormes aportes para el país. A lo mejor,
también, el tiempo lo habría ayudado a salir de su tragedia familiar. Pero no
pudo ser, alguien decidió que había que asesinarlo.
Antonio Misetich
desapareció a pocos días del golpe. Hoy me gustaría compartir la tristeza que
me produce su recuerdo.
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