El Blog de Emilio Matei

domingo, 3 de febrero de 2013

El desconcierto de los héroes

Qué momento complicado para estos personajes, héroes de nuestra época, egocéntricos y vanidosos que quieren ser amados por todos más allá de las ideologías. Los actores menos comprometidos se encuentran frente a una encrucijada.

Amigorena en Magnetto
La derecha no puede aceptar de ninguna manera a un gobierno popular que gane por vía de los votos y que tienda a igualar a las personas ya que la desigualdad está en su ADN. Por más que traten de ocultarlo, porque decirlo en público, salvo que se sea un verdadero troglodita, es inconveniente o, como se dice ahora, políticamente incorrecto, no lo pueden evitar. Reconozcámoslo, la derecha es antidemocrática por naturaleza. Y la elegancia, la buena educación, la bonhomía y el respeto, son atributos que los señores se pueden permitir sólo cuando se sienten ganadores. En caso contrario tienen una mala educación espantosa que se vuelve una manera de establecer la pertenencia y, en consecuencia, la alteridad.

Ricardo Darín
Y entonces qué hacer si se es de derecha o al menos se pretende disfrutar de privilegios que no sean cuestionados si, por necesidades propias de la profesión y por estar sometidos al escrutinio de periodistas exigentes, hay que hacer declaraciones publicas en las que es imposible soslayar el posicionamiento político.
Sería fácil burlarse de estos actores y de sus desconciertos y no veo por qué no hacerlo. Pero también da para un análisis de por qué es tan difícil conseguir una derecha razonable que pueda seducir, aún cuando lo hagan con falsedades, a un pueblo. Por qué no se puede conseguir una oposición dentro del sistema.
La derecha minoritaria y perdidosa se vuelve extremista y al contar con la mayor parte de los medios, exige que se tome partido. Si se insulta, debes insultar, si se miente, debes mentir. Si no lo haces eres un traidor. Conmigo o en mi contra. No hay matices.

Y un pobre actor, un tipo al que sólo le interesa su triunfo personal, su éxito social, su dinero y su fama, se ve frente a un intríngulis que no tiene solución. O que la tiene perdiendo a una parte de sus admiradores, cosa inadmisible y más allá de lo que puede soportar.

Florencia Peña
Y entonces se mueven a dos aguas fracasando en ambas casi siempre. Mike Amigorena fue el primero. Cuando tenía que hacer el papel de la figura más conflictiva de los medios, decidió, después de grabar algunos capítulos, renunciar. Lo hizo dando excusas livianas y evidentes que no escondían para nada su voluntad de no ir contra su eventual empleador o, muy posiblemente, el verdugo de la parte económica más interesante de su carrera. Florencia Peña, poseedora de dos de los pechos más famosos del país, pasa de un lado al otro tratando de mantener la frente en alto. Hasta cuando hace aparecer videos porno develando una intimidad falsa y marketinera se acusa al gobierno de ser el que los hackeó. Cuando el pobre e ingenuo Ricardo Darín se preguntó frente a un periodista de dónde habría salido la fortuna de la presidenta, tuvo que pedir perdón y recibir, a continuación, las acusaciones de mentiroso, de ambas partes, y de traidor incapaz de sostener lo que piensa, de parte de la oposición. Y ahora Pinti, el último de los que hizo hace un tiempo declaraciones contra el gobierno, boca sucia paradigmático del music hall argentino, se llama a silencio porque dice que no es momento de hacer crítica política (*), base de sus monólogos, porque hoy en día se dice cualquier cosa.
Enrique Pinti
Creo que hasta él, Pinti, se escandaliza de las barbaridades que se dicen de la presidenta. Tan grandes que hasta los más brutos, como Miguel Del Sel, bellísima mezcla de actor y político, suelen tener que desdecirse, aunque inventaron la categoría de la investidura presidencial para evitar tener que pedir perdón directamente a la agredida, no sea que lo acusen de traidor. Ahora se pide perdón a la investidura presidencial y santo remedio.

En realidad el oficio de actor siempre fue difícil, pero nunca tan complicado como ahora.

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Nota: video hot, neologismo por video porno cuando lo hace una actriz o actor no netamente pornográfico.
(*) La realidad es que Pinti siempre basó sus monólogos humorísticos  en que la política y los políticos eran una porquería. Ahora que más de la mitad de la sociedad está a favor de la política y de su práctica, se quedó anacrónico y sin tema.

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