El Blog de Emilio Matei

viernes, 15 de junio de 2012

San Tinelli

abejitas y pajaritos en lo de San Tinelli
Las abejitas y los pajaritos
Hace unos cuántos años un experto en tráfico de Internet me comentó que el setenta y cinco por ciento de lo que se movía en Internet era pornografía, dato que yo no sabría cómo verificar pero que el sentido común no rechaza demasiado. Todo albergue transitorio que se precie de tal tiene que tener un televisor en cada cuarto con unos cuantos canales pornográficos. Del mismo modo que las cadenas de cable los ofrecen mediante un pago adicional o, hace un tiempo, gratuito en horarios y días especiales y con materiales no demasiado duros. La enorme cantidad de revistas que se ven en los quioscos y que exponen materiales más o menos pornográficos son el último ejemplo que mencionaré sobre la importancia social que tiene la pornografía. (Y por qué no iba a ser teniendo en cuenta la importancia que tiene la reproducción para nuestra especie y lo ocupados que estamos durante todo el día y lo cansados que estamos por las noches.)
San Tinelli
Pero este artículo no pretende tomar posición sobre la pornografía, sólo tiene la intención de felicitar a Tinelli, un genio, una persona cuyas cualidades creativas tal vez teñidas de simple venalidad, abrieron un espacio público y permitido a la pornografía. Qué categoría inferior a la de genio le va a una persona que consigue sentar a la abuelita junto a sus hijos y nietos a ver cuerpos desnudos, transpirados, ritualizando relaciones sexuales y dejando escapar, de vez en cuando, una teta y ¡hasta una vagina! Dejando el pene cubierto apenas, reservándole un pequeño espacio de intimidad como se debe hacer en un país machista.
Más allá de la ironía, es indudable que las manos de los jóvenes no se llenaron de pelos, las abuelitas no sufrieron colapsos y los padres no tuvieron que actuar de represores frente a la desnudez, el sexo, la grosería, la violencia, el absurdo, la sordidez, la estupidez y hasta la buena y mala danza. Claro que más tarde, en la cama, es probable que la abuelita haya recordado a su viejito, los niños hayan ensuciado un poquito la sábana y mamá y papá hayan luchado denodadamente para no hacer ruido: ¡Viejo! ¿Qué te pasa hoy?, pregunta retórica por antonomasia, habrá hecho la mamá que sabe perfectamente lo que le pasa a su difícilmente motivable pareja.
¡Ah lacanianos!, tenéis razón, la palabra tiene un enorme peso. Sobre todo cuando no se la usa. Si eliminamos la palabra pornografía de nuestro diccionario y la cambiamos por cualquier otra como concurso, baile o fiesta popular, quedamos en libertad para divertirnos infinitamente junto a nuestros padres e hijos. Y todo esto se lo debemos a Tinelli. Por se motivo tengo intenciones de promover, desde este blog, su canonización.
  • En Buenos Aires: ¡Vamos Tinelli todavía!
  • En Montevideo: ¡Viva Tinelli que no ni no!
  • En Chile: ¡Viva Tinelli mierda!

Eslogan: 
“Gloria a San Tinelli con pecado inconcebible”

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