El Blog de Emilio Matei

sábado, 15 de diciembre de 2012

Primaria Sandy Hook de Newtown, Connecticut

Las armas no son las culpables

Otra vez una masacre y otra vez todos se vuelcan contra las armas. Pero más allá que la asociación del rifle esté formada por fascistas, racistas y otra gente bastante despreciable, y de la famosa segunda enmienda que convierte la tenencia de armas en un derecho humano, está claro que hay muchos problemas cuya resolución debe ser más prioritaria que la simple tenencia de un arma para evitar esos asesinatos en masa que parecen ser cada vez más comunes
La información está a la vista de todos. Los canadienses tienen más armas por persona que los norteamericanos y sin embargo tienen un número de asesinatos por habitante mucho menor. Por vía de la caza y la autodefensa, en casi todos los países del mundo los campesinos tienen armas. Pero no es entre ellos que se produce el mayor número de crímenes por armas de fuego. Las borracheras malas se resuelven, en el campo de nuestro país, más a cuchillo que a bala. Y no va a ser cuestión de pedirle a los gauchos que usen cuchillos de plástico, como en los aviones.

Echarle la culpa a las armas es desviar la atención de los verdaderos motivos


Desde sus orígenes como nación independiente los norteamericanos tienen un cierto número de guerras por generación. El precio de ser un imperio. Y luego deben lidiar con la locura de los soldados que consiguen volver. Ahora se lo llama estrés postraumático. Estos soldados dan pena pero en el fondo uno siente que molestan y que son considerados, aunque lo digan en voz baja, gente cobarde que no tuvo la integridad y la fuerza interior como para soportar el horror como un verdadero hombre que protege a su familia y al american way of life y que lo mejor es barrerlos por debajo de la alfombra de la sociedad.

Estamos hablando de una sociedad mayoritariamente racista, machista, organizada más para hablar con Dios e ir a la guerra que para hurgar en la realidad, más para repetir hasta el cansancio lugares comunes como era un trabajo sucio pero alguien tenía que hacerlo que para tratar de descubrir la verdad de las cosas y actuar en consecuencia.

Tanto molestan aquí con el tema de la crisis de valores para gente que actúa más por interés privado o de clase que por un supuesto sistema de valores universales. La verdadera crisis de valores se expresa también por hechos tan objetivos como esos asesinatos a mansalva. En esos pobres tipos que viven en una cárcel dorada que hoy en día permite por ley antiterrorista el asesinato de sus ciudadanos sin juicio previo, esos tipos que deben ir a guerras que no entienden o ser considerados cobardes, que tienen que morirse en la calle si no pueden pagar la salud o tienen que ver morir en la calle a los que no pueden pagar salud, por eso de por quién doblan las campanas, que siempre doblan por todos y que suele saberse aún de modo inconsciente, lo que tiene que producir una terrible sensación de inseguridad, una paranoia que no me parece difícil que se vuelva asesina.

Supongo que para unos cuantos norteamericanos la justificación de todo esto es que es el precio de ser los dueños del mundo. Y seguramente tienen razón. Lo que deviene en tres preguntas inevitables. ¿Tiene sentido ser el dueño del mundo? Si uno responde a la primera pregunta habría que responder a las dos siguientes: ¿Vale la pena pagar tan caro? ¿No hay otra manera?

Mientras tanto no hay como echarle la culpa a las armas, es mucho más fácil discutir con el lobby que las fabrica y llegar a un acuerdo que las limite que bucear en las peligrosas interioridades del sistema.

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