Qué difícil resulta en estos
momentos focalizar un problema en particular. O distinguir entre lo
trascendente y lo que es poco significativo o que sobresale por pura
frivolidad.
En estos días Ban Ki-mun,
Secretario General de las Naciones Unidas, declara lo difícil que es el tema de
la liquidación de las armas químicas de Siria, país en guerra en la que los
investigadores se juegan la vida día a día en una tarea que, dicho sea de paso
y a mi juicio, es más publicitaria y pour
la galerie, que una acción concreta. Ya que los resultados serían imposible
de justificar desde el punto de vista lógico. Probar que algo existe es fácil,
basta encontrarlo. Probar lo contrario, la no existencia de algo, es absurdo.
En el interín, el mismo
Secretario General hace la vista gorda a la intervención norteamericana en
Libia, que caza en terreno ajeno a un supuesto terrorista sin el menor respeto
por la propiedad privada, en este caso representada por la soberanía de un
estado sobre su propio territorio.
Qué decir del cierre del estado norteamericano y la
enorme masa de desocupados que eso produjo. Y el próximo potencial estallido de
una tremenda crisis económica mundial si no se resuelve el presupuesto. El default por parte de Estados Unidos
representaría, en realidad, el default de todo el sistema. ¿Estaremos frente a la tantas veces
pronosticada caída del Capitalismo? Con toda franqueza, no lo creo. El
capitalismo demostró una y otra vez que se puede reacomodar a los
desequilibrios y a los ataques más improbables. En este momento más que esperar la
debacle del sistema, habría que pensar cómo será el sistema en el futuro. Quiénes van a pagar los platos rotos no requiere de mucha elucubración.
Serán los desposeídos y los que menos tienen, como siempre. Y los países que no tienen la menor posibilidad de defenderse frente al poder militar más grande del mundo. Es decir, todos los países menos Estados Unidos.
Piloto de Drone - Avión de combate teleguiado |
Si la crisis es oportunidad,
como repiten muchos en un poco pensado ataque de optimismo y de seudocultura
orientalista, habría que recordar que los muertos no tienen ninguna
oportunidad.
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