El Blog de Emilio Matei

viernes, 24 de enero de 2014

La mamá bagre, la buena conciencia y la pérfida mariposa

Érase una vez una madre bagre(*), con la panza llena de huevos, que debía depositarlos en algún lugar para que sus niñitos bagres pudieran nacer fuertes y seguros. Para conseguirlo tal vez debiera sacrificar alguno de los cientos que nacerían, pero debía evitar por sobre todo los peces que se alimentan de los huevos de otros peces y los que se hacen una panzada con los alevinos(**) y que podían, en la eventualidad, matarlos a todos.
La madre bagre, muy experta porque había depositado huevos varias temporadas anteriores, decidió hacerlo en los pilares de cemento de la estación fluvial del río Tigre, lugar hipercontaminado al que jamás se atreven los predadores, mucho más sensibles a la falta de oxígeno en el agua.
Para hacerlo tuvo que poner en riesgo su propia vida, ya que los biguaes y las garzuelas suelen esperar ahí a los peces que por voluntad propia o por error, se meten en un río con muy poco o nada de oxígeno que los deja medio lelos y al alcance de sus picos, siempre certeros e inclementes.
De todos modos, como dije, la madre no era ninguna improvisada. Y ya tenía un tamaño tan grande que resultaría indigesto para cualquier ave. Por lo que pensó, con buen criterio, que no corría peligro. Lo que no pudo pensar es que a sus hijitos los esperaba una tragedia que iba a hacer inútiles todos sus esfuerzos. No sabía que la pérfida mariposa enviada por el demonio, andaba por allí y la había hecho su blanco.

Extraído de un FB de una señorita que se hace llamar Pepita la Pistolera:

Hoy tuve una experiencia Mágica. 
Resulta que fui a Tigre a llevar al mi novio Santi en bote para que fuera a trabajar. Y una vez ahí, vi a los costados del río un montón de burbujitas. Pero al mirar con mas atención me di cuenta de que eran miles de pecesitos. Cardúmenes enteros que acaban de nacer río arriba donde sus madres fueron a deshovar por la abundancia de algas y que ahora después de la marea de ayer bajan desesperados por un poco de oxigeno. No es la primera vez que veo este fenómeno y cada vez me lleno de tristeza al verlos morir de a miles por la contaminación. Así que baje del bote, fui a una casa de pesca y me compre un medio mundo. Y por la módica suma de 50 pesos, me puse a sacar peces del agua y ponerlos dentro de mi bote con agua de río contaminado. Cuando tuve una cantidad considerable y note que no aguantarían mucho tiempo mas fuera del río, arranque el motor y con la urgencia de quien lleva una gran responsabilidad abordo salí a toda maquina hasta cruzar el río Lujan, entrar por el Arroyo Gambado hasta la laguna que hay ahí cerca. Apagué el motor y estuve una media hora poniendo agua fresca dentro del bote y soltando peces con un cacharrito. Y fue Mágico ver como algunos que ya boyaban panza arriba, luego de una zambullida en agua limpia se alejaban nadando ágilmente. Inclusive los últimos en salir del bote ya nadaban tan rápido que fue difícil darles caza. Y en medio de este ritual de devolver vida al río, voló sobre mi una mariposa, me dio varias vueltas alrededor con ese etéreo aletear que las caracteriza y se poso en mi pierna, como si la Pacha(***)  la hubiese enviado cual mensajera a agradecer y así enseñarme que si obramos con amor, la naturaleza nos recompensa de la misma forma brindándose a nosotros con su exuberante belleza y simplicidad
Hace rato que me oigo decir que me gustaría hacer algo importante que haga la diferencia ayudando a otros. Y no creo con esto ser una gran heroína ni haber cambiado el curso del calentamiento global. Simplemente encontré cual es mi camino, que hace rato lo veo ahí y me hago la distraída. Es en la militancia ambiental donde he encontrado a las personas mas bellas que he conocido, a esos amigos que no hubo que pretender para agradar, porque caminamos juntos porque amamos lo mismo. Porque entendemos el amor como nos muestra la madre creadora, desinteresada siempre dándonos lo mejor de si a pesar de todo. 
Como dice el ho oponopono, gracias peces, perdón, los amo.
 
Apenas los pecesitos caían en el agua y desaparecían de la vista de la espiritual señorita, las tatrariras competían con las pirañas para comer un bocado tan fácil y abundante, que por haber sido regado por aguas cloacales del río Tigre, resultaban levemente  psicoactivos. ¡Chévere, saborrrrr!
La realidad es que la mariposa, telepática y con un cerebro mucho más grande que el de Pepita La Pistolera, enviada por el demonio antiecológico y políticamente incorrecto a decir basta para asesinar peces, se fue cagándose de risa a buscar su próxima señorita espiritual para hacerla herramienta de Sus designios.

 ............
(*) El bagre, siluriforme bigotudo, poco agraciado y omnipresente, es el pez más típico de los ríos de la Mesopotamia Argentina. (**) Pecesitos recién nacidos.
(***) Pacha Mama: Madre Tierra en las mitologías andinas.


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