El Blog de Emilio Matei

martes, 13 de noviembre de 2012

Afanes independentistas

¿Tiene sentido impulsar a la separación? 

Las comunidades españolas tienden a la separación. Las minorías siempre debieron luchar por el reconocimiento y la aceptación por parte del sistema, representado por el estado español. Mucha sangre les costó hacer respetar sus costumbres, su cultura, su lengua, de eso no cabe duda. Pero hoy en día ¿la independencia sería la mejor solución? No lo creo.

Cataluña
La disgregación produce debilidad, una debilidad que puede convertirse rápidamente en degradación social y miseria (*). No mucho más de lo que pudo haber producido una federación perversa creada desde una cabeza con el único objetivo de dominar y explotar a los miembros.
Mucho mejor parece ser parte una federación en la que cada componente sea respetuoso de los demás. Claro que estar federado implica compartir éxitos y fracasos. Y cuando uno es el exitoso esto cuesta bastante. Haría falta un altruísmo, que en realidad es una visión de futuro no inmediatista, de la que muchos carecen y muchos más están poco interesados en tener.

País Vasco
No me harán creer por más que insistan que un millonario industrial vasco está más cerca de un obrero vasco, con el que comparte el euskera, que de un millonario industrial de Burgos, por ejemplo, o de la misma Barcelona. Y si, por lo contrario, dichos poderosos en vez de defender sus intereses comunes se envidiaran mutuamente y quisieran apoderarse de las riquezas del otro, lo que los llevara a convertirse en enemigos lo suficientemente acérrimos como para entrar en guerra, seguro que la sangre que se desperdiciaría, una vez más, sería la de sus connacionales de clase media para abajo, hablen en la lengua que hablen, y no la de ellos.
Reconozco que el argumento de orden tan francamente ideológico que acabo de desarrollar más arriba, a muchos les va a parecer prehistórico, un completo déjà vu. Pero para mí sigue teniendo una total validez. Más, una validez que es evidente y que se expresa en el poder deslocalizado e impune de la banca.

Separarse del conjunto me parece tan antidemocrático como imponerse a la parte más débil. En los dos casos hay una negación de la posibilidad de poner a todos los ciudadanos implicados en un mayor e igual nivel de oportunidad y de aprovechamiento de las riquezas, como efectos principales de los acuerdos superadores de las diferencias. Y en consecuencia una  especie de feudalización. Que siempre termina con la aparición de un rey lo suficientemente fuerte como para volver a conquistar todo aplastando a la nobleza dispersa y ocupada en rencillas menores. Por eso veo a la lucha independentista como una lucha arcaica, un resabio de ideologías que pertenecen a una época que ya no existe.
Me asombra, por ejemplo, que Catalunya, y en particular Barcelona, con su población muy nueva en términos demográficos, haya aceptado con tanta inteligencia y modernidad a gentes de muchos países que la veían como a una especie de Shangri La cultural, y se niegue a aceptar a sus vecinos dentro de una misma federación.

Galicia
Las luchas por la existencia como idioma y cultura, no tienen por qué prolongarse en el tiempo cuando ya no son necesarias. Sobre todo cuando el enemigo genocida ya no existe. Puede uno entender esas luchas fuera de tiempo, por supuesto, desde el punto de vista de la sociología, pero eso no las valida, sólo la explica. Y si quedan restos de la dominación, cosa evidente, habría que luchar contra ellos y no decir, como un adolescente, dando un lindo portazo a la casa paterna, la que no eligió, por cierto: ¡No los soporto más! Yo me voy. Sabiendo que la historia y los lobos feroces que merodean por ahí, lo va a impulsar, en un plazo más corto que largo, a volver con la cola entre las piernas a luchar una vez más para ser lo que le corresponde por derecho: unus inter pares.

(*) Creo que habría que ver con detenimiento qué ganó y qué perdió Moldavia, la antigua Besarabia rumana, con la independencia que la llevó a ser el país más pobre de Europa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario