El Blog de Emilio Matei

miércoles, 28 de noviembre de 2012

La guía verde, primer cementerio de la privacidad

El punto de inflexión

La  Guía Verde de teléfonos se entregaba junto a la habitual, la amarilla, a veces pagando un pequeño adicional. Se trataba de una guía a la que se entraba por la dirección y no por el nombre del usuario, como es habitual. Es decir que uno ponía el nombre de la calle y un número, por ejemplo, de un edificio, y salían los nombres y los números de teléfono de los habitantes, piso por piso, departamento por departamento. En algún momento, y a nivel internacional, se consideró peligrosa la información de tan fácil acceso de los datos de los usuarios del teléfono ya que daba lugar, por sobre todas las cosas, a estafas.
Fue así que la guía verde se extinguió. De ese modo si hoy en día uno pone guía verde en Google, ya no aparece una guía de teléfonos invertida sino una serie de viveros, vendedores de plantas, comidas ecológicas, lectores de Tarot, etc. Hay que agregar la palabra teléfonos o telefónica para que, cual Ave Fénix, reaparezca en la acepción que se usa aquí.

Así desapareció una guía muy práctica pero, como se dijo, bastante peligrosa.
Claro que esa desaparición no duró mucho. Gracias al aumento de la calidad y velocidad del procesamiento de datos, resultó muy fácil tomar la guía común, la amarilla, y cometer el error de digitalizarla, con la excusa tal vez de que un CD era mucho más barato que un mamotreto de papel, razón verdadera, oculta tras la practicidad declamada junto a razones ecologistas. Y desde ese momento ya no hubo vuelta atrás.

Reordenar la información de una base de datos ya se había convertido en una trivialidad para cualquier programador. Y, como siempre sucede cuando un humano desea algo con suficiente intensidad, se hizo una guía invertida como la verde y aún más. Se pudo entrar a la información desde cualquier lado. Ahora uno podía poner un número telefónico o una dirección o un nombre y acceder, en instantes, a la información completa.

Si la memoria no me falla, el primer caso de distribución clandestina de una guía de acceso múltiple se hizo en Australia. Se copiaron y vendieron tantos CDs que el estado se vio obligado a dejar de lado la prohibición y permitir a las compañías telefónicas que entregaran la información como más le pluguiera. Y poco a poco lo mismo sucedió en todos los demás países.

Es necesario aclarar aquí que el sistema no es perfecto debido a la permanente humanidad de los humanos que hace que no actualicen la información en tiempo y forma. Por lo que personas que murieron hace treinta años siguen saliendo en los padrones en el momento de votar y muchas veces siguen siendo los poseedores de líneas telefónicas, juicios por tarjetas de crédito y tantas otras demostraciones de que uno no se termina de morir gracias, más a la ineficiencia del sistema que a Dios. 

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