Tú puedes hacer de tu vida lo que quieras, tus posibilidades
no tienen límite, lo importante es quererlo lo suficiente, desearlo con
intensidad y actuar en consecuencia. Tú eres el artífice de tu destino. Y el
metafórico Une tu vida a una estrella.
Seguramente habrás escuchado estas sabias palabras en boca
de un gurú, de un pastor protestante, de un pay umbanda o de un experto en
autoayuda, control mental, o lo que esté de moda en cada momento para sacarte
plata y hacerte sentir a ti, un modesto habitante de este mundo, un rey rico, bello
y sexy.
Y tiene que ser cierto. El habitante del desierto puneño no
debe desear lo suficiente, o con la suficiente fuerza y determinación, al éxito,
porque sigue siendo pobre. Nunca tiene voluntad de seguir un curso, por
ejemplo, de coaching ontológico. Que
se joda, entonces.
Adendum:
Vive al día, nos dicen los mismos ilustres personajes que
menciono más arriba, no te quedes anclado en el pasado, irredimible, lleno de
rencores y venganzas, ni en el futuro, zanahoria en el extremo de una verga que te arranca
como a un burro del presente, la verdad absoluta del devenir. Créeme, el pasado y el
futuro sólo pueden darte tristezas en este único e irreemplazable momento de gloria que
estás viviendo.
Claro que es difícil llegar a ese estado de nirvana en el que
nos separamos del pasado y del futuro para anclarnos en el presente. Aunque a lo mejor sea posible. Tal vez
con gran esfuerzo y dedicación podamos conseguir lo que la vaca consiguió por naturaleza, el
presente continuo: el tan feliz camino a la felicidad. Qué envidia.
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