El Blog de Emilio Matei

martes, 14 de agosto de 2012

TV tóxica

Nota imperdible publicada por el diario Tiempo Argentino. No importa saber quién es Macri, alcanza con saber que es la máxima autoridad política de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pero lo que se dice aquí es mucho más general que las implicancias que pueda tener un evento.
En el artículo sobre la tortura y los medios, propuse que se avise al televidente que la tortura es mala para la salud. Creo que habría que hacer lo mismo con algunos programas de National Geografic, Discovery y otros canales de menor importancia conceptual como Infinity, Metro, etc., aunque no por la misma razón. Contra lo que declaró Sábato en su momento, yo sigo creyendo que las torturas físicas son peores que las terribles que se producen en el alma de los que elucubran sobre la condición humana y algunas otras cosas semejantes. Pero aunque menos traumatizante que un martillazo en la uña del dedo anular de la mano derecha, los daños que pueden producir el estimular el pensamiento mágico, animista o irracional, tanto en adultos como en niños, como hacen esos beneméritos canales auspiciados por empresas prestigiosas, debería obligar a prevenir al espectador. 
Pie Grande y cabrita
Mountain interspecies sex?
Mi propuesta es que se haga algo parecido a lo que se hace en las cajas de cigarrillos, muy correctamente. Debería ponerse algo así como: Material fílmico explícito y tóxico, mejor abstenerse porque daña a la salud mental y social. Y luego sí, cada cual asumiendo el riesgo en plena conciencia, si quiere se puede dar el gusto de ver cómo Pie Grande, una especie de american Yeti, se come a una bella e ingenua cabrita. Aunque no quede claro si, fotografiados juntos y al mismo tiempo con un tremendo teleobjetivo por un fotógrafo estrella, pero algo inexperto, de una cadena informativa líder, el Pie Grande no era, en realidad, un señor que corría haciendo jogging y la cabrita no era más que un peluche abandonado por una niña en una parada higiénica del coche de papá durante un viaje por las Rocallosas. 


¿Qué sucedió con el prestigio de algunas empresas?

Que National Geografic, después de tantos años de divulgar y auspiciar a la ciencia, haya llegado a llenar la tarde de historias disparatadas presentadas como si fueran reales y científicas, es una expresión significativa de la decadencia cultural a la que estamos sometidos. O, en realidad, a la decadencia cultural a la que se somete al gran público. No está tan claro para mí que en el ambiente científico no se siga avanzando con una casi siempre razonable transparencia y claridad, más allá de la competencia que pueda haber entre los científicos y que muchas veces los haga pasar los límites de un comportamiento productivo.

Conocimientos y creencias

Hace poco leí una frase que me inquietó mucho: Hay gente que conoce, la demás, cree. ¿Así se considera al público televisivo? ¿Cómo gente que cree? Y en ese caso y si así fuera, de quién es la culpa y qué se hace para cambiar la situación.

Hace muchos años escuché al desaparecido Dr. Carlos Lavagnino, que por ese tiempo era el director del Observatorio de la Ciudad de La Plata, que el avistamiento de platos voladores se correspondía linealmente con la intensidad de las crisis. La idea me pareció muy rica en implicancias. Creo que se puede extender con facilidad al consumo de la pseudo ciencia en general.
Animales monstruosos aún no descubiertos o supuestamente conocidos por culturas antiguas, enviados de las estrellas de todo tipo, monumentos realizados por míticas civilizaciones extintas y tantas otras historias narradas como verdaderas, ocupan los espacios televisivos de las tardes del cable. Claro que, sin prisa y sin pausa, se van desplazando hacia los prime time.

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