El hombre construye
instrumentos musicales.
Tal vez el primero haya sido
el arco musical, el tendón de algún animal extendido en un arco de madera y la
boca del ejecutante como caja de resonancia. O la percusión de cualquier cosa
contra cualquier cosa siguiendo un ritmo. Y luego de muchos años de avances
tecnológicos, prueba y error, gustos personales y sociales y tantas otras
variables, los instrumentos de todo tipo capaces de producir sonido, llegan a
un alto grado de perfección. Hasta que irrumpen las válvulas electrónicas y después los
transistores y, en consecuencia, los instrumentos electrónicos que permiten que
cualquier sonido, por extraño que parezca, sea posible y amplificable tanto
como se quiera.
Y el hombre, siempre
insatisfecho y eterno creador, vuelve a las posibilidades que les da su propio
organismo, su propio cuerpo, en apariencia tan limitado, para reproducir toda la
música que su ingenio le permitió crear con instrumentos complejos. Curiosa ida
y vuelta.
Si cabe alguna duda sobre
este tema, recomiendo darse una vuelta por
Sobre todo en la segunda
mitad, donde los dos músicos tocan
juntos.
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