Cantemos todos juntos
Cada tanto oímos a personas,
muchas veces bien intencionadas, que dicen que lo que nos hace falta como
argentinos es unirnos, que no importa lo que pensamos sobre las cosas o sobre
la política, forma un tanto extendida e ingenua de decir que no importa la
ideología que tengamos, deberíamos discutir de buena forma, sin agresiones, con
dignidad y respeto.
Nadie puede estar en
desacuerdo con eso, salvo que no es posible. Y no es posible, para empezar, porque en realidad no hay una
visión universal de lo que quiere decir ser argentino.
La argentinidad
Para algunos no supera la condición de haber nacido en este país. Lo que,
obviamente, no incluye ninguna clase de compromiso.
Para agregar al cuadro del deshonor Con sinceridad, ¿te unirías con estos tipos? |
Pongamos un par de ejemplos
en ese sentido. Para muchos la patria es el dinero, para otros la patria es lo
que dicen que debe ser la patria los que tienen dinero. Hay muchos para los
cuales el internacionalismo no es una consigna explícita que define una
ideología sino un comportamiento objetivo: si el único destino digno es el de
hacer dinero, mi patria es mi dinero, poco importa dónde vivo o dónde nací. O
mi empresa, o la empresa para la que trabajo. Puedo vender desde bananas hasta mi país, basta con que la operación me
produzca una razonable ganancia.
Patria nuestra
Por fin y después de muchos años, podemos usar la palabra patria, que antes era propiedad exclusiva de los militares. Y con ella otras que se le asocian.
Cada vez que uno reclama por
leyes más represivas lo único que uno consigue es ser víctima de la misma ley
por la que reclama. Al menos cuando uno no tiene un verdadero poder. Pero en mi
fuero íntimo pienso que habría que tener clara la categoría que le gusta tanto
a los militares para matar a sus pares, la de traición a la patria. No pido la pena de muerte, usual en estos
casos, que rechazo por principio; tampoco la cárcel, aunque a veces sea más
que razonable y podría aceptarla sin mayores pruritos. Una gran cosa sería
tener una especie de cuadro de deshonor,
una lista de las personas que son traidores a la patria, personas que por sus
actos debilitaron a nuestro país o produjeron sufrimientos a la población.
El desprecio
¿Cuántas personas fueron
robadas y estafadas por los gobiernos de Menem o las decisiones de Cavallo?
¿Cuántas personas como Bonelli, el actual Lanata o el benemérito doctor Nelson
Castro, favorecen con su discurso a países imperialistas, centros financieros internacionales o a sus gerentes locales
cuyo único objetivo es explotar a las riquezas y las personas de Argentina?
Creo que a todos ellos les cabe con exactitud el título de traidor a la patria y el
profundo desprecio por parte de la sociedad que esa calificación otorga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario