El Blog de Emilio Matei

viernes, 5 de abril de 2013

Banana continent

La verdad es que Europa se ha convertido en un Banana Continent, un continente banana. Sólo en un continente de cuarta categoría pueden pasar cosas como países manejados por técnicos de los bancos, tener un presidente delincuente, putañero y ridículo como Berlusconi, cerebros privilegiados como el de Rajoy, una presidente alemana de la que se dice que entregó a su propio padre a la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental, o un presidente que tiene como contendiente en las internas de su partido a su ex esposa.
Eso no pasa en un país serio, en ningún país latinoamericano sucedería algo así. Aquí marido y mujer tiran juntos del carro, como la decencia impone, caramba.

Camello a la cacerola con papas
Todos los días se agrega a la lista de las barbaridades que se cometen en la realista y mágica Europa, otro absurdo. Este que voy a contar aquí al menos sólo arranca sonrisas y no lágrimas y sollozos.

Parece ser que alguien, algún comerciante francófilo, decidió regalarle a F. Hollande un camello, un dromedario de carrera, en agradecimiento por la intervención armada en Mali que espantó, al menos por un rato, a los fundamentalismos y al islamogangsterismo.
El pobre Hollande, después de un par de sonrisas forzadas y un chiste para la ocasión, respecto a que lo usaría como transporte lo más que pudiera, decidió dejarlo en Mali. La razón: una gran conciencia ecologista que le indicó que por razones humanitarias convenía dejar el camello en un lugar donde las condiciones climáticas no lo sometieran a stress. Y, claro, difícil permitir a un camello, por más dromedario que fuera, cagar los adoquines de Matignon. Pero la historia no termina aquí.

Unos días más tarde, un sitio web de Malí afirmó que el dichoso animal había sido robado a un campesino árabe, en un campo de refugiados en Ambra, cerca de la frontera con Mauritania. Merde!, habrá pensado Hollande, esto se complica, es darle argumentos a Sarkozy y a mi ex, la jolie Ségolène, que esperan cosas de este tenor para seguir rompiéndome las pelotas.

Dicen que, durante una reunión de ministros, se comunicó a Monsieur le President que la familia encargada de cuidar al camélido había decidido comérselo y así dar por terminado el incidente. Un educado eructo y a otra cosa mariposa.

Como digo, en el mundo surrealista europeo, todo es posible. Mejor alejarse de esa clase de gente y seguir trabajando con seriedad y confiabilidad en América Latina. Bué, algunos vidrios de colores se les pueden vender a los europeos, tal vez tapándose la nariz, al fin de cuentas: negocios son negocios.

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