La fecha de vencimiento
Fecha de vencimiento |
Leí hace poco que en Londres,
por tener la fecha vencida, se tiran todos los días cinco mil toneladas de
alimentos en perfecto estado. El escándalo de esa cifra es tan grande que
parece que algún diputado pretende obligar a sacar esa fecha de los envases
Qué bueno que los ingleses
sean tan estudiosos de los comportamientos sociales, lo que descubren siempre
sirve para escribir algo. Por ejemplo, los bomberos de Londres dicen que los
departamentos mejor blindados contra los merodeadores son los que más
dificultades ponen a los bomberos cuando hay incendios y hay que rescatar a la
gente. Y por lo tanto, los que producen
más muertes.
Me disculpo por esta digresión
y vuelvo a la fecha de vencimiento.
Cuál es la lógica de las
empresas que se escudan bajo el paraguas de cumplir con una ordenanza impuesta
en defensa de los consumidores: poner una fecha de vencimiento suficientemente
próxima como para evitar un eventual juicio por parte de algún consumidor
afectado, o que crea que fue afectado. Reducir el riesgo, entonces, para la
empresa productora, se convierte en una fecha de vencimiento ilógica desde el
punto de vista sanitario, si es que todavía tiene sentido ponerla. ¿Y el
desperdicio? El desperdicio no es un problema para la empresa productora que
cuanto más desperdicien sus clientes, más venderá.
Directo a la basura |
Hay una enorme distancia
entre vender alimentos en mal estado o descartarlos antes de tiempo. Y esa
distancia suele depender del alimento en sí. Los quesos, por ejemplo, suelen
juntar algunos hongos verdes en su superficie. Cuando eso sucede, y si nos
molesta ya que no es imprescindible, les sacamos los hongos con un cuchillo y
nos comemos lo demás sin correr ningún riesgo. A veces hacemos lo mismo con la
superficie de algún dulce. Recuerdo que hace muchísimos años la gente hacía queso blanco con la leche que se pasaba
mediante el método de meterlo en una bolsita de tela y dejar que el suero
goteara hacia afuera.
No soy un experto en
cuestiones alimentarias pero estoy seguro de que la mayor parte de los
productos vencidos pueden ser usados de algún modo para la alimentación de
personas y/o animales sin producir mayores daños.
Un par de ejemplos autoreferentes
¿Un bife de mamut? |
Y
me tomé una sopita crema, sólo echándole agua hirviendo lo que debo reconocer
que me produjo alguna inquietud, cuya fecha había vencido hacía nueve años y
sin mayores inconvenientes. ¡Me enorgullezco de mí mismo! ¡Eso es poner el
cuerpo a las propias convicciones!
También
tuve una experiencia extraña en una fábrica de vidrio. Les habían devuelto por
un incumplimiento en el pago, una verdadera montaña de frascos de pulpa de
tomate. La mayor parte de los frascos tenían las tapas oxidadas y las etiquetas
estropeadas por el tiempo y la humedad. ¿Y ahora, les pregunté, qué van a hacer
con todo eso? No hay problema, me contestaron, se pasan por un autoclave, se
les cambian las tapitas y las etiquetas y se los vende sin ningún riesgo para
los consumidores ya que con los 120ªC del autoclave no queda nada vivo.
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