¿Alguien puede imaginar un gobierno autoritario, soberbio o que limita la libertad de prensa que permita que un pasquín publique esto en la tapa y que deje que se exponga en todos los quioscos de revistas del país?
Qué cosa, muchachos.
Si uno quiere ver espuma hidrofóbica en los labios de la derecha argentina y de sus adláteres de clase media, que como dispositivos megafónicos amplifican lo que los medios les meten en la cabeza, alcanza con mencionar a Evita, las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas o a Cristina.
No puedo dejar de insistir con esto,
es posible que me repita pero no puedo evitarlo porque para mí siempre fue una
cuestión de educación tratar a los demás con el debido respeto, sobre todo a las mujeres, y los que no
lo hacen me producen un terrible desprecio.
Putas,
yeguas, conchudas, todos elegantes calificativos que se usan en
política sólo cuando se habla de mujeres. De mujeres militantes,
valientes y poderosas, claro.
Qué falta de
dignidad, muchachos; qué poca hombría, que poca distinción.
Al fin de cuentas los Barra Bravas, al menos, usan esos calificativos sólo para machos como ellos.
Al fin de cuentas los Barra Bravas, al menos, usan esos calificativos sólo para machos como ellos.
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