El Blog de Emilio Matei

viernes, 14 de septiembre de 2012

El robo K o el espacio robado

De todos los robos el del espacio es el más imperdonable, el más significativo, el que más nos jode


(*) Negro de aquí. Frase que siempre se acompaña de un dedo índice, el derecho, salvo que uno sea zurdo, señalando el temporal correspondiente. Dícese de la persona muy diferente a uno que sigue preceptos asignados a la clase baja, tal vez democráticos y/o populistas. Esta nueva forma de calificar cierto despreciable grupo social, merecerá en el futuro un artículo ad-hoc.
El gobierno de Cristina nos roba el espacio en las calles permitiendo que muchísimas personas, casi siempre negras de aquí (*), se puedan permitir tener un coche. El espacio de los aviones y de los ómnibus de turismo está lleno de gente que a veces ni usar el baño sabe y, en consecuencia, anda por ahí preguntando. ¿Acaso no tiene vergüenza esa gente? Claro que no.
El espacio de las prepagas se llena de esa misma clase de gente, tan diferente a uno, y eso obliga a las pobres empresas de medicina prepaga a buscar médicos que a veces parecen salidos de un jardín de infantes y que son, ¡también! gente de esa clase.
Es lógico que los jubilados tengan privilegios, pero si todo el mundo se jubila los privilegios dejan de ser tales. Y los teatros, cines, vehículos subterráneos, farmacias, hoteles y todos esos lugares se llenan, otra vez, de esa gente.
Hay lugares muy emblemáticos que están siendo invadidos. Por ejemplo, los campos de golf. Que un caddie se convierta en campeón mundial, vaya y pase. Al fin de cuenta trabaja de eso y seguro que sabe ser ubicado y no molestar cuando uno juega, porque si no no lo dejarían practicar. Pero que un montón de nuevas personas invadan los links es más de lo que se puede soportar. Para colmo enseguida aprenden todo y se hace difícil de distinguir la paja del trigo. Hasta se permiten pensar lo mismo que uno de los nuevitos.

La muchedumbre
Optar por los colegios privados y mezclar sus hijos con los nuestros, ir de compras a Miami. No me voy a extender más, baste tener en cuenta que todos los espacios asociados a los logros sociales, el placer o el éxito, sufren del mismo género de invasión. Y con esa puta demanda agregada todos los precios están por las nubes.

En realidad el robo del espacio, como dije al principio, es el peor. Uno ya no puede respirar ni con la ayuda de Sri Sri.

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