En París se realizó una enorme
manifestación anti matrimonio igualitario. Se calcula que fueron unas ciento
cincuenta mil personas, muchas acompañadas de hijos de entre ocho y diez años.
Niños, claro, muchos de los que se descubrirán gays y lesbianas en unos pocos
años. Y, como dijo Jean-Luc Faure, periodista gay que se infiltró para tener
una visión clara de qué clase de gente constituía la marcha, esos niños, ya
adolescentes o adultos, tendrán en Francia trece veces más probabilidades de
suicidarse que los demás (*).
La mayor parte de los
manifestantes, salvo una enorme cantidad de barbaridades homofóbicas y muchas
veces, contra la inmigración, dando una clara lectura de que se trata de una
manifestación de gente de derecha, tuvo comportamientos civilizados. Los que no lo tuvieron tanto fueron los grupos
neonazis que comparten los enunciados de este tipo de manifestación y que
marcharon con ellos, que hicieron actos de violencia y destrozos varios. Por
supuesto, las fuerzas policiales represivas actuaron con el histórico salvajismo
con que lo hace en París.
Pero volviendo a los futuros
gays y lesbianas que, inevitablemente y mal que les pese a los padres
manifestantes, surgirán entre los niños que se manifestaron. Es claro que esos
padres franceses, educados y de buen nivel cultural muchos de ellos, están tal
vez empujando a muchos de sus hijos a un sufrimiento inenarrable, a una
neurosis descontrolada y, algunas veces, al suicidio.
Las religiones, los discursos
dominantes de los medios, la desigualdad justificada de cualquier modo, todo
eso que nos hace preguntarnos en Argentina cómo es posible que la gente se crea
tantos disparates, muchas veces nos harta y nos hace cambiar de tema con una
actitud fatalista que acepta cierta naturaleza de la divergencia de opiniones
como inevitable. Y tal vez lo sea. Pero hay que tener en cuenta que algunas
opiniones, en un plazo más corto o más largo, matan.
………
(*) El tema del suicidio se está haciendo cada vez más
visible en Francia. Las presiones al personal en las grandes empresas, como France Telecom, frente a el espectro de la desocupación, están produciendo un
número inusitado de suicidios entre los cuadros medios.
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