Dodo |
Dodo la Soumure. Dodó la Salmuera, cómo puede ser que un delincuente se llame
de este modo. Casi parece una caricatura.
Dodó, Pepé, Didí, a nosotros nos resultan apodos infantiles
y hasta femeninos, poco lógicos si detrás de ellos hay una historia patibularia
de mafioso francés. Pero así son las cosas. Dodo
la Soumure, Dodó la Salmuera, en castellano, es un proxeneta franco-belga
que tiene su centro de operaciones en el pueblo de Tournai, cerca de la
frontera de los dos países.
Su nombre verdadero es Dominique Alderweireld. Imagino que lo
de Dodo debe de ser por el Dominique, y lo menciono aquí no porque haya
decidido agregar algo amarillista a mi blog, sino porque existe otro Dominique,
mirá qué casualidad, relacionado con él: Dominique Strauss-Kahn. Ilustre
putañero si los hay.
No voy a avanzar más sobre Dodo, por más que sea un
personaje muy pintoresco, salvo decir que por lo que sé, se inició en el oficio en la Costa de
Marfil, que hizo trabajos para la mafia Rumana y que su mano derecha tiene el
muy poco camuflado seudónimo de L’Assassin,
palabra que no creo que necesite traducción. Este muchacho adquirió el nombre por
matar a una pobre ancianita durante un robo miserable de doscientos cincuenta
francos belgas.
D. Strauss-Kahn |
De Dodo, Strauss-Kahn tenía el teléfono en su celular. Cada
tanto, sobre todo cuando viajaba al sur de Francia, lo llamaba
para que consiguiera alguna chica o algunas chicas para descargar su
sobrecargada virilidad. Pobre hombre, no le alcanzaba con la masturbación, que según
estudios recientes parece ser un buen remedio para las tensiones masculinas,
para poder enfrentar los desafíos que le proponía primero la dirección del FMI
y luego su candidatura a las internas a presidente por el socialismo que lo
tenían primero en las encuestas. Dicen que le hacía falta vampirizar la energía
de jóvenes señoritas, cuanto más jóvenes mejor, para recuperase un poco.
Lástima que nadie parece haberle avisado que no sólo hace falta energía para
llegar a presidente sino también cuidarse de los enemigos que están siempre al acecho. Teniendo en cuenta que Dominique
el político era amigo de Dominique el mafioso, Dodo, éste último, que estaba
bastante habituado a acechar a los
enemigos de la mafia Rumana, podría haberle avisado cómo era la cosa. Ahora, por no hacerlo, a lo mejor pierde un buen cliente.
Y después hablan de la excentricidad de Cristina Kirschner o
del histrionismo descontrolado de Hugo Chávez. Los europeos no tienen remedio.
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