Hombre con palo |
En el camino que había que recorrer para llegar a la casa,
había una jauría de perros. Nunca eran menos de cinco y no eran demasiado
grandes. Respondían al más chiquito, un cuzco rengo y algo deforme que era el más
viejo y el más agresivo.
Los vecinos estaban obligados a pasar en medio de la jauría
y no pocas veces eran garroneados y
llegaban a sus casas furiosos y asustados. Algunos decidieron llevar palos,
pero los perros se ponían todavía más locos cuando los veían. Y si bien algunas
veces los palos protegían, los combates se hacían épicos. Otros optaron por
llevar machete. Algunos de los perros terminaron con tremendas cicatrices pero
ni desaparecieron ni dejaron de molestar.
Una vez le pregunté a una chica que debía recorrer el camino
una y otra vez si no tenía miedo. Sí, me dijo, tengo mucho miedo, pero llevo
galletitas dulces y cuando se me vienen encima se las ofrezco y compiten entre
ellos para comerlas. Me ladran pero no me muerden, más bien me piden más.
A veces las soluciones femeninas son impensables para los
hombres. Creo que la decisión de Cristina de no limitar las relaciones
comerciales con el Paraguay entra en esa categoría. Cerrar las fronteras al
Paraguay lo habría obligado a acelerar las relaciones con países con objetivos
antagónicos a los del Mercosur. En realidad
habría sido dar una batalla perdida de antemano sólo por apuntar a una escalation de la violencia en la que sólo
se podía perder o caer en una zona oscura con resultados inciertos.
……………
Nota:
La chica no pensaba que su
solución fuera perfecta, tenía temor de que algún día los perros la atacaran antes
de que tuviera tiempo de ofrecer las galletitas o de que los perros se dieran
cuenta de que se las estaba ofreciendo. Debía estar muy alerta.
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