El Blog de Emilio Matei

martes, 24 de julio de 2012

Más allá del oficialismo


Siguiendo con la ocultación de lo obvio que hacen los medios, me gustaría contar una anécdota paradigmática que me tocó vivir. Un arquitecto que trabaja en una dependencia municipal de la Ciudad de Buenos Aires, me dijo que hace algunos años, sólo tres sobre treinta personas de su trabajo pagaba impuesto a las ganancias. El jefe y dos subjefes, uno de los cuales era él. Todos los demás, jóvenes arquitectos, estaban exentos. Hoy en día todos pagan ese impuesto, lo que, me dijo, y a pesar de su posición ni militante ni fanática a favor del gobierno, es una realidad jodida. Al que cobra menos ¡le están descontando como mil pesos!  Le pregunto, entonces, cuál es el sueldo mínimo que está recibiendo la gente de su repartición. Y luego de pensar un poco me dijo que el cargo mínimo está cobrando unos quince mil pesos, que a valores oficiales superan un poco a los tres mil dólares mensuales. Al terminar de decirlo se le iluminó la cara. Tenés razón, me dijo, yo discuto con mi mujer sobre los salarios actuales y siempre le digo que se los tome tanto en pesos como en dólares, nunca estuvieron tan altos. Lo que, basta tener un mínimo de lógica, justifica la aparición del impuesto a las ganancias para determinados niveles salariales.

La trivialidad de esta anécdota que estoy transcribiendo me avergüenza. Pero todavía hay gente que aún con buena voluntad, y ayudada por los medios machacones y mentirosos que borronean la percepción de verdades obvias, no termina de entender la relación entre el aumento del salario y el impuesto a las ganancias. Por eso me pareció que tenía sentido contarla.

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