Cacerolazo en Canadá |
Algo hace ruido en Canadá, o al menos en el Canadá
francófono. ¿Qué es ese ruido?, me suena. ¡Nooooooo!, ¿cacerolas también en
Canadá?, ya no se puede confiar en nadie. Eso sí, parece que en Canadá todos
llevan cucharas de madera para golpear las cacerolas o las sartenes. No sea
cosa que se estropeen. Y las cacerolas viejas en esos lares todavía se tiran a
la basura así que no hay más remedio que llevar las nuevas. Y tal como viene la
mano, parece prudente.
Sólo un 60% de la población
va a votar, 55% del producto bruto interno por industrias extractivas y otras
no comerciales o industriales, como si no se tratara de un país desarrollado,
el país del BlackBerry y de las súper y odiadas mineras está enrareciéndose con
más rapidez de la que uno podría esperar.
Algo hace ruido en Canadá y
no deben ser sólo las cacerolas. Una subida paulatina de los costos de la
educación que alcanzará al 80% en los próximos diez años fue la disparadora de
los reclamos. Luego se fueron agregando por solidaridad y por otros reclamos
sociales, la mayor parte de la población y de las ciudades hasta que el reclamo tomó dimensiones nacionales. Poco a poco, la política canadiense
se va polarizando en izquierdas y derechas más marcadas y menos dispuestas al
diálogo que las caracterizó durante años.
Queremos el modelo noruego y
no el norteamericano, piden algunos estudiantes que creo no deben estar bien
informados de la masacre de Oslo.
La crisis es muy parecida a
las campanas, y las campanas a las cacerolas: no preguntes por quién doblan, doblan
por ti.
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