El Blog de Emilio Matei

lunes, 16 de julio de 2012

¿Es posible salir del euro?


Un poco de futurología, asumiendo el riesgo.

  
¿Es posible salir del euro? O la pregunta que debería antecederla: ¿Es posible salvar al euro? Y la respuesta podría ser que siempre se puede esperar a Godot. Por qué no, tal vez termine por llegar.

¿Qué pasa cuando la gente se queda sin dinero? Salvo una pequeña parte de la población que se deja morir de hambre o se suicida, la mayor parte sale a buscar alimento por las buenas o por las malas. Pero las malas son sólo para cierta clase de gente, capaz de asumir riesgos casi siempre físicos. Los demás buscan soluciones más pacíficas y, de ser posible, de más largo alcance.

En Argentina vivimos con monedas alternativas compartiendo el espacio económico con la moneda oficial. En realidad, lo importante es saber si la economía de un país puede satisfacer a sus habitantes y no si un tipo de moneda sobrevive o no. Y aún sobreviviendo, puede ser que pierda su importancia por la aparición de otra más práctica o más atractiva por razones tan básicas como su accesibilidad, por ejemplo.

Lecop - Una pseudo moneda
Frente a la imposibilidad de conseguir dinero, lo primero que sucede es el trueque. Si una persona tiene algo de más o de menor importancia para ella que otra cosa que le resulta necesaria, trata de canjearla por lo que necesita. Pero ya se sabe que el trueque tiene posibilidades muy limitadas debido a la dificultad para canjear cosas de valores muy diferentes. Por algo se inventó la moneda. Y mi hipótesis es que desaparecida la moneda oficial de los bolsillos de la gente, están dadas las condiciones para la aparición de otra moneda. Si el estado acepta esa moneda alternativa para el pago de impuestos y servicios, el círculo se cierra y las dos monedas, la anterior y la nueva, eventualmente, coexisten. Eso sí, con una tensa lucha por el valor relativo entre ambas que el estado debe tender a estabilizar.

En Argentina, durante el período más agudo de la crisis que vivimos alrededor del 2000, aparecieron varias monedas de valor provincial y nacional, en particular los patacones y el LECOP. Por su ilegalidad estas monedas no fueron llamadas monedas sino bonos de cancelación de deuda o algo por el estilo.
Como dije más arriba, es cierto que la equiparación de las monedas da lugar a discusiones y bastante trabajo, pero cuando la necesidad lo exige, las soluciones aparecen.

Corralito - Depósitos bancarios congelados
Para dejar las cosas más en claro, hubo una época en Argentina en la que el dólar norteamericano y el peso eran intercambiables en relación uno a uno y la población usaba tanto esas dos monedas, cuando tenía suerte y las conseguía, como de otras monedas emitidas por estados provinciales, a las que se le daba un valor similar, en violación expresa de un artículo de la constitución que prohíbe emitir moneda a nadie que no sea el Estado Nacional. Como decía mi abuela: la necesidad tiene cara de hereje.

Abandonar el euro

¿Qué pasaría con un país europeo que tomara la decisión de hacer una moneda alternativa? Lo más probable es que hubiera una cierta coexistencia hasta que la nueva moneda alcanzara para la vida de sus habitantes. En cuyo caso el gobierno podría negociar diciendo algo así como: o me hacen una quita del 80% de la deuda o se meten mis deudas y mis euros en el culo y yo sigo con mi moneda propia, me la acepten o no en el exterior.

Alguien podría decir que todo este razonamiento adolece de una excesiva simplificación y yo podría aceptar esa crítica. Pero me parece que con más o menos complejidad lo que va a pasar será eso.

¿Quién va a ser el primero?


Para decirlo habría que conocer al detalle el estado de cada economía de la zona euro y conocer la idiosincrasia económica de cada pueblo, información de la que no dispongo. Yo diría, y todavía tengo menos certeza esta vez, que Italia sería mi mejor candidato a estas políticas de doble o múltiples monedas. Y es porque  se trata de un país con muchísimas PYMEs de tipo industrial que están acostumbradas a negociar con sus productos y a evadir impuestos todo lo posible, condiciones requeridas para ser un buen busca vidas en momentos difíciles y para lanzarse de modo creativo y sin temor al escándalo puritano de otros países, a una solución bastante extrema.
Más complicados los veo a los españoles que si bien solían tener una enorme capacidad para soportar la adversidad y un gran estoicismo para trabajar en condiciones espantosas, no los veo tan hábiles para hacer pequeños productos industriales cuya comercialización les permita sobrevivir. De hecho, si hubieran tenido esa habilidad después de tantos años de bonanza no habrían sido arrastrados con tanta facilidad por el huracán. Huracán, que como se dice en la Martinica, ensucia la casa del rico y destruye la casa del pobre.

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