Lino Barañao |
La continuidad de Lino Barañao como ministro de Ciencia y
Técnica e Innovación Productiva produjo, como se podía esperar, reacciones
encontradas. La discusión sobre si debía o no aceptar el cargo con un gobierno de
ideología diametralmente opuesta a la del que lo había tenido como ministro
hasta ahora, oculta la verdadera pregunta: ¿Por qué un gobierno de derecha, que
consulta en la embajada de Estados Unidos, querría mantener un ministro de este
área?
Parto de la base de que la embajada de Estados Unidos no sólo no se opone, sino que debe favorecer esta continuidad. Lo primero que se me ocurrió es que algunos productos farmacéuticos, y tal vez de otros campos como los satélites, que se fabrican en Argentina, podrían ser de interés del imperio. Pero por qué mantener en su país de origen a todo un aparato de creación científico y técnico que se podría transferir con facilidad a cualquier parte del mundo. Hay que tener en cuenta que la mano de obra especializada del siglo XXI no es demasiado cara para los grandes capitales.
Max Keiser y Stacy Herbert |
Sí, parece ser que como hace unos años pasó con la industria
pesada, por ejemplo con el acero, que dejó de ser rentable, es decir, que requiere de mucho capital para ganancias
porcentuales reducidas, y resultó mejor transferirlo a China
y otros países del Sudeste asiático, ahora podría pasar algo semejante con la investigación y el desarrollo.
Esta transferencia de actividades deja, sin lugar a dudas,
puestos de trabajos perdidos en Estados Unidos, y nuevos puestos en los países
en desarrollo, lo que augura y acentúa conflictos sociales en USA.
Desde nuestra perspectiva de argentinos, creo que la continuidad de Lino
Barañao y el crecimiento en cantidad y calidad de la ciencia argentina son
ventajosos para el país. Y si esto es negocio para otros que tienen intenciones
de rapiña, habrá que ver cómo defender nuestro trabajo y las ganancias que
pueda producir, cuidar el tema de las patentes y de la producción de productos
de innovación y toda otra actividad que pueda drenar hacia terceros los resultados
económicos de la actividad científico-técnica que se realice.
¿Se verá entonces aún con un gobierno neoliberal y
dependiente una continuidad en el mundo de la ciencia? Puede ser, aunque no me
atrevería a asegurarlo a pesar de lo que digo más arriba. En todo caso en pocos
días sabremos cuál será el futuro próximo de la ciencia en Argentina.
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