|
Muletas y Kalashnikov |
La señora vive en Trípoli. Es viuda desde hace tiempo y no conoce nada más que su ciudad
ya que nunca pudo viajar más allá de algunos campos de los alrededores. Su único hijo, hace muchos años, como cuarenta, fue becado por el líder y se fue a
estudiar medicina a Italia. Allí se casó con una neocelandesa y al perder la beca por
ese sólo hecho, nunca más pudo volver a Libia. Se fue a vivir a Nueva Zelandia.
El hijo de la señora tuvo, a su vez, cuatro hijos. Lo que quiere decir que ella
tiene cuatro nietos. Y a esta altura, tal vez unos cuantos bisnietos. Pero no
los conoce. Hace tiempo que perdió el contacto con su hijo.
Los muchachos que controlan el barrio de la señora deben
tener una edad que andará por el medio entre la de sus hijos y la de sus
nietos. Y mientras ella baje la cabeza y no hable demasiado, será respetada. A
veces hasta la saludan. Pero ayer hubo un largo tiroteo. Después de las
explosiones y la gritería, se hizo el habitual silencio cargado de humo y de
olor a explosivos. No sabe quiénes controlan el barrio ahora. Y no se anima a
salir a la calle. Hace un rato oye los motores de coches y camiones que van y
vienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario