El Blog de Emilio Matei
Mostrando entradas con la etiqueta euro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta euro. Mostrar todas las entradas

miércoles, 12 de septiembre de 2012

¿Desaparecerá el euro?

Ya empieza a ser vox populi lo que hasta ahora se discutía sólo en los cenáculos privados de las finanzas: el euro, así como está, no da para más. La pregunta parece ser sólo quién será el primero en tomar la decisión de abandonarlo.
El banco Santander fue el primero, hace pocos días, en decir en en público lo que otros sólo decían en privado. 
La cuestión es la definición de los problemas concretos que habrá que atacar y cómo habrá que resolverlos, los pasos que habrá que dar cuando se cree una moneda local en alguno de los países de la Comunidad Europea.

Una catástrofe total del euro no me parece posible, al menos en los términos en que se negocia en la actualidad. Nada me hace pensar hoy que el euro vaya a desaparecer. Lo más probable es que se convierta en una moneda de intercambio regional, tal vez aceptable todavía como moneda, o segunda moneda, en el interior de algunos o muchos de los países involucrados. Una moneda que seguirá sustituyendo al dólar en el interior de la comunidad. Y de ser así sería bastante tranquilizador para los tenedores de euros. Aunque no se sepa cuál será su valor luego de la tormenta.

La resolución del problema del euro no es para nosotros, sudamericanos, un problema retórico o apenas asociado a la crisis en los mercados con la consiguiente afectación a nuestra balanza comercial. Hace tiempo que el Mercosur busca una manera de unificar la moneda para que quede, sobre todo, fuera de la dependencia comercial y política que impone el dólar. Por esa razón, aprender de los éxitos y errores de los europeos, nos puede ahorrar una buena cantidad de disgustos. 

martes, 21 de agosto de 2012

Dejar el euro

En el artículo sobre la posibilidad de dejar el euro, no aclaré algo que me parece fundamental. 
Más allá de la mirada sobre la moneda que imponen los financistas y los medios, la función más importante de la moneda es la de permitir los intercambios locales y no precisamente los internacionales. Si una moneda no es aceptada fuera del país pero sí en su interior, la sociedad puede mantenerse perfectamente en movimiento. Como sucede y sucedió siempre con las monedas locales de la mayor parte de los países. Los productores de alimentos podrán venderlos y usar la moneda ganada, por ejemplo, para pagar al personal, comprar combustibles, pagar alquileres, etc. Y así sucesivamente para todos los actores sociales. Si le queda alguna duda sobre esto, puede intentar comprar comida en Túnez con pesos mexicanos o en México con dinares tunecinos. Sin embargo tanto México como Túnez comercian libremente en el mercado internacional sin mayores complicaciones. ¿O acaso alguna vez la peseta fue aceptada como medio de pago internacional?

Lingotes de oro
En el ámbito internacional, entonces, no se acepta cualquier moneda. Pero si alguien tiene interés en algún producto local o le interesa penetrar económicamente por razones de cualquier tipo, cosa que es muy  probable que haya, es obvio que se encontrará una forma de comercialización aceptable para ambas partes, sea mediante oro, dólares, euros o mediante simple trueque. Recuerdo un caso, por ejemplo, en el que Argentina vendió a Guinea Ecuatorial dos remolcadores a cambio de la explotación de las maderas preciosas de una isla. 
Aún países con conflictos no sólo económicos sino políticos, y a pesar de bloqueos, como es el caso de Cuba, intercambian. Lo hace en dólares como cualquier otro país capitalista, aunque su moneda, una vez más, tenga valor sólo en el interior del País.

Se puede decir que un cambio de moneda puede producir problemas de todo tipo y que llevaría bastante tiempo alcanzar un equilibrio. Esto es muy probable, pero una crisis como la que está viviendo Europa en este momento es posible que dure más de diez años hasta que pueda considerarse solucionada. En el interín, al menos una generación sufrirá daños muy importantes y mucho más trascendentes, como la caída del nivel sanitario, de educación, el aumento de la violencia y la represión, etc., que las complicaciones en el intercambio comercial, que suelen resolverse de manera muy dinámica. Así que los conflictos que pueda producir un cambio de la moneda no serán más que una parte, nunca la más importante, de los reacomodamientos que exigirá la realidad.

Y en realidad, hay que tener en cuenta que las condiciones actuales son las que típicamente, o al menos con mucha aproximación, produjeron guerras en el siglo XX, así que cualquier complicación por debajo de un conflicto armado y que lo sustituya, bienvenida sea.

lunes, 16 de julio de 2012

¿Es posible salir del euro?


Un poco de futurología, asumiendo el riesgo.

  
¿Es posible salir del euro? O la pregunta que debería antecederla: ¿Es posible salvar al euro? Y la respuesta podría ser que siempre se puede esperar a Godot. Por qué no, tal vez termine por llegar.

¿Qué pasa cuando la gente se queda sin dinero? Salvo una pequeña parte de la población que se deja morir de hambre o se suicida, la mayor parte sale a buscar alimento por las buenas o por las malas. Pero las malas son sólo para cierta clase de gente, capaz de asumir riesgos casi siempre físicos. Los demás buscan soluciones más pacíficas y, de ser posible, de más largo alcance.

En Argentina vivimos con monedas alternativas compartiendo el espacio económico con la moneda oficial. En realidad, lo importante es saber si la economía de un país puede satisfacer a sus habitantes y no si un tipo de moneda sobrevive o no. Y aún sobreviviendo, puede ser que pierda su importancia por la aparición de otra más práctica o más atractiva por razones tan básicas como su accesibilidad, por ejemplo.

Lecop - Una pseudo moneda
Frente a la imposibilidad de conseguir dinero, lo primero que sucede es el trueque. Si una persona tiene algo de más o de menor importancia para ella que otra cosa que le resulta necesaria, trata de canjearla por lo que necesita. Pero ya se sabe que el trueque tiene posibilidades muy limitadas debido a la dificultad para canjear cosas de valores muy diferentes. Por algo se inventó la moneda. Y mi hipótesis es que desaparecida la moneda oficial de los bolsillos de la gente, están dadas las condiciones para la aparición de otra moneda. Si el estado acepta esa moneda alternativa para el pago de impuestos y servicios, el círculo se cierra y las dos monedas, la anterior y la nueva, eventualmente, coexisten. Eso sí, con una tensa lucha por el valor relativo entre ambas que el estado debe tender a estabilizar.

En Argentina, durante el período más agudo de la crisis que vivimos alrededor del 2000, aparecieron varias monedas de valor provincial y nacional, en particular los patacones y el LECOP. Por su ilegalidad estas monedas no fueron llamadas monedas sino bonos de cancelación de deuda o algo por el estilo.
Como dije más arriba, es cierto que la equiparación de las monedas da lugar a discusiones y bastante trabajo, pero cuando la necesidad lo exige, las soluciones aparecen.

Corralito - Depósitos bancarios congelados
Para dejar las cosas más en claro, hubo una época en Argentina en la que el dólar norteamericano y el peso eran intercambiables en relación uno a uno y la población usaba tanto esas dos monedas, cuando tenía suerte y las conseguía, como de otras monedas emitidas por estados provinciales, a las que se le daba un valor similar, en violación expresa de un artículo de la constitución que prohíbe emitir moneda a nadie que no sea el Estado Nacional. Como decía mi abuela: la necesidad tiene cara de hereje.

Abandonar el euro

¿Qué pasaría con un país europeo que tomara la decisión de hacer una moneda alternativa? Lo más probable es que hubiera una cierta coexistencia hasta que la nueva moneda alcanzara para la vida de sus habitantes. En cuyo caso el gobierno podría negociar diciendo algo así como: o me hacen una quita del 80% de la deuda o se meten mis deudas y mis euros en el culo y yo sigo con mi moneda propia, me la acepten o no en el exterior.

Alguien podría decir que todo este razonamiento adolece de una excesiva simplificación y yo podría aceptar esa crítica. Pero me parece que con más o menos complejidad lo que va a pasar será eso.

¿Quién va a ser el primero?


Para decirlo habría que conocer al detalle el estado de cada economía de la zona euro y conocer la idiosincrasia económica de cada pueblo, información de la que no dispongo. Yo diría, y todavía tengo menos certeza esta vez, que Italia sería mi mejor candidato a estas políticas de doble o múltiples monedas. Y es porque  se trata de un país con muchísimas PYMEs de tipo industrial que están acostumbradas a negociar con sus productos y a evadir impuestos todo lo posible, condiciones requeridas para ser un buen busca vidas en momentos difíciles y para lanzarse de modo creativo y sin temor al escándalo puritano de otros países, a una solución bastante extrema.
Más complicados los veo a los españoles que si bien solían tener una enorme capacidad para soportar la adversidad y un gran estoicismo para trabajar en condiciones espantosas, no los veo tan hábiles para hacer pequeños productos industriales cuya comercialización les permita sobrevivir. De hecho, si hubieran tenido esa habilidad después de tantos años de bonanza no habrían sido arrastrados con tanta facilidad por el huracán. Huracán, que como se dice en la Martinica, ensucia la casa del rico y destruye la casa del pobre.