El Blog de Emilio Matei

sábado, 5 de diciembre de 2015

Por qué Lino Barañao. Jugando a los detectives

Lino Barañao
La continuidad de Lino Barañao como ministro de Ciencia y Técnica e Innovación Productiva produjo, como se podía esperar, reacciones encontradas. La discusión sobre si debía o no aceptar el cargo con un gobierno de ideología diametralmente opuesta a la del que lo había tenido como ministro hasta ahora, oculta la verdadera pregunta: ¿Por qué un gobierno de derecha, que consulta en la embajada de Estados Unidos, querría mantener un ministro de este área?

Parto de la base de que la embajada de Estados Unidos no sólo no se opone, sino que debe favorecer esta continuidad. Lo primero que se me ocurrió es que algunos productos farmacéuticos, y tal vez de otros campos como los satélites, que se fabrican en Argentina, podrían ser de interés del imperio. Pero por qué mantener en su país de origen a todo un aparato de creación científico y técnico que se podría transferir con facilidad a cualquier parte del mundo. Hay que tener en cuenta que la mano de obra especializada del siglo XXI no es demasiado cara para los grandes capitales.

Max Keiser y Stacy Herbert
Por fin, en el programa Keiser report de RT, Stacy Herbert, mujer y coequiper de Max Keiser en el programa, dijo de pasada (esto no es literal) que a Estados Unidos, léase, al neoliberalismo de la cabeza del imperio, le dejó de interesar hacer investigación y desarrollo en su propio espacio por no resultar suficientemente rentable y prefiere dejar que se haga en otros países para después hacerse del producto, patentes, etc.
Sí, parece ser que como hace unos años pasó con la industria pesada, por ejemplo con el acero, que dejó de ser rentable, es decir, que requiere de mucho capital para ganancias porcentuales reducidas, y resultó mejor transferirlo a China y otros países del Sudeste asiático, ahora podría pasar algo semejante con la investigación y el desarrollo.

Esta transferencia de actividades deja, sin lugar a dudas, puestos de trabajos perdidos en Estados Unidos, y nuevos puestos en los países en desarrollo, lo que augura y acentúa conflictos sociales en USA.

Desde nuestra perspectiva de argentinos, creo que la continuidad de Lino Barañao y el crecimiento en cantidad y calidad de la ciencia argentina son ventajosos para el país. Y si esto es negocio para otros que tienen intenciones de rapiña, habrá que ver cómo defender nuestro trabajo y las ganancias que pueda producir, cuidar el tema de las patentes y de la producción de productos de innovación y toda otra actividad que pueda drenar hacia terceros los resultados económicos de la actividad científico-técnica que se realice.

¿Se verá entonces aún con un gobierno neoliberal y dependiente una continuidad en el mundo de la ciencia? Puede ser, aunque no me atrevería a asegurarlo a pesar de lo que digo más arriba. En todo caso en pocos días sabremos cuál será el futuro próximo de la ciencia en Argentina.



jueves, 19 de noviembre de 2015

La ética y el altruismo

Presentación en Montevideo, Uruguay, de la novela "Tierra de nadie" el 7 de abril de 2016 a las 19 hs. en la Biblioteca Nacional

Ministerio de Educación y Cultura
Av. 18 de julio 1790

La licenciada en pedagogía e investigadora en Historia de la Educación (España), Cecilia Milito, me hizo llegar el artículo publicado el 6 de este mes por el diario El País de España bajo el título El buen samaritano es ateo. En dicho artículo se relaciona a los principios religiosos con el ateísmo en relación al altruismo. Este texto tan interesante me retrotrae al que yo mismo escribiera en este blog el 20 de julio de 2012: La trampa de la ética. En ese artículo sostengo, y aquí resumo, que en parte los sólidos conceptos éticos conducen a la definición más ajustada de la alteridad, del otro. Y que el otro es, de algún modo, especialmente por no compartir preceptos éticos del grupo, expulsado de la humanidad. Con lo que el compromiso altruista disminuye hasta, en casos extremos como el del nazismo, a la totalidad: al otro se lo puede eliminar.
El ateo, cuya responsabilidad es completa y definitiva, ya que no cuenta con un Ramadán, un Día del Perdón o la confesión, es bastante más probable que se sienta  más próximo al conjunto de la humanidad que a un grupo social en particular. Por supuesto, ser más probable no implica que suceda siempre de ese modo. Pretenderlo sería de una terrible ingenuidad.

El ateo, por tener ligaduras más débiles con la sociedad que lo contiene, por su menor pertenencia, por el mismo hecho de la transgresión que debe soportar en sí mismo, puede ser más comprensivo de los defectos y de las transgresiones de los demás. Puede sentirse con mayor facilidad que los religiosos, parte de un todo mucho mayor y ser, por eso mismo, altruista de un modo más amplio.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Tierra de nadie II

Muchas gracias a Héctor Prahim, por la calidez de su presentación de mi novela "Tierra de nadie" y a Carolina Meneses Columbié, que a esta hora debe estar cruzando la cordillera en camino de vuelta a casa en Santiago de Chile, por la lectura de fragmentos de la novela y su presencia invalorable. Gracias a Laura Chorno por la filmación y las fotografías, gracias a Diana Clerici, por las fotografías y compartir el trabajo de anfitrion. Gracias también a todos los amigos que vinieron y a Claudia y a Miguel, por todo lo que hicieron para que pasáramos un excelente rato en el Espacio del Astillero, por su cariño y su amistad. Gracias especiales para los que vinieron de las Islas, los que tuvieron que navegar para estar ahí.





martes, 3 de noviembre de 2015

Tierra de nadie

Invitación a la presentación en Tigre, Pcia. de Buenos Aires-Argentina, de la novela "Tierra de nadie"


Book trailer de "Tierra de nadie"


domingo, 11 de octubre de 2015

Pequeñas ambigüedades

Gilles Deleuze
Es bien sabido que los franceses educados aman su lengua. Disfrutan con fruición la pronunciación perfecta, la perfecta gramática. El sonido de su idioma les suena a canto y no soportan que algún extranjero cometa el mínimo error, que no dudan un momento en corregir.
Todo esto está muy bien, ¿quién podría objetarlo?

En los últimos años, sobre todo desde la caída definitiva del estalinismo, pero en realidad, desde el fin de la segunda guerra mundial, cuando el marxismo va cediendo terreno en las universidades sin prisa y sin pausa, aparecen una gran cantidad de intelectuales que poco a poco van sustituyendo a sus antecesores ofreciendo una nueva interpretación del mundo.
Todos los campos del pensamiento filosófico, sociológico, antropológico, psicológico, etc. etc. son cubiertos por nuevas figuras. Hasta aparecen nuevas disciplinas más o menos justificadas en las también nuevas interpretaciones del mundo real.

Y los jóvenes cambian viejos dioses barbudos y trajeados, enfáticos, mesiánicos, virulentos e iluminados, por otros inspirados, homosexuales, gurmets, verborrágicos y mediáticos. Casi todos franceses.

Y es entonces cuando la lengua francesa, tan querida y gozada por los intelectuales franceses, suele obnubilar los conceptos y esconderlos o anularlos en un supuesta poética que sólo algunos pueden comprender. (Merde alors, malheureusement pas moi!)

Espero que alguien pueda explicarme la gracia de la contradicción en esta declaración de Gilles Deleuze ya que a mí se me escapa. Pido disculpa por mis limitaciones, tengan en cuenta que claramente soy un no iniciado.

“No escribo contra alguien o contra algo. Para mí, escribir es un gesto positivo: consiste en decir lo que admiro, no en combatir lo que detesto. Escribir para denunciar es el nivel más ínfimo de la escritura. En cambio, es cierto que escribir implica que hay algo que no va bien en el estado de la cuestión que se desea abordar. Que uno no está satisfecho. O diría, por tanto: escribo contra las ideas estereotipadas. Siempre se escribe contra las ideas estereotipadas.” (De una entrevista realizada por el periodista Pierre Etienne)

Coññóóó, como dicen mis amigos cubanos. ¡Voto al paper de Sokal! ¿Estoy escribiendo en el nivel más ínfimo de la escritura o, como algo que no va bien, contra las ideas estereotipadas?


Esta oración carece de contenido, es pura forma, está aquí porque se supone que es una mala práctica literaria terminar un escrito con una pregunta. Creo que este final está de acuerdo con el tema que se trata: la frivolidad en la cultura o la cultura de la frivolidad.

jueves, 17 de septiembre de 2015

de la perfoverificación a la gastronomía

De profersora de gimnasia a
gastronómica pasando
por el personal treiner. El precio de
estar "al día".
Hace algunos años el profesorado de gimnasia, el convertirse en un especialista en hacer mover a los otros o el de devenir en personal trainer, con la sutil insinuación de sexo y dinero que eso sugería, se volvió una de las profesiones más deseadas. Nada de abstracciones, nada de leer, todos a saltar, correr, levantar pesas, levantar el culo, tonificar los músculos y transpirar, sobre todo transpirar mucho. Bien. Las bondades de la gimnasia ya la habían descubierto jesuitas e ingleses hace muchos años para evitar la concupiscencia. Al menos en lo que respecta al sexo desordenado o exacerbado, la parte referida al deseo de cosas materiales nunca les molestó.
Cada época tiene sus profesiones preferidas, que vistas años después no suelen parecer muy lógicas o cumplir con las expectativas. Ser azafata de compañía aérea, profesión elegida por altas señoritas de la clase alta que pasaron de ser bellezas voladoras a voladoras sirvientas pasadas de años o de peso, cuando no caballeros, que lo único que conservan de las anteriores son las actitudes presumidas y antipáticas (Y sí, ya sé que hay excepciones, pero esto no es un tratado de sociología). En los sesentas las chicas se hacían un futuro en la perfoverificación, tarea que duró tan poco como cualquier otra asociada a la electrónica de una época, y tantos otros oficios que duraron, como decía mi padre, lo que un pelado en la nieve. Y por fin llegamos al presente. A los últimos años, para ser más preciso.
Ahora todo pasa por el estómago. Ya no se viaja para aburrirse en los museos, ahora se viaja para atiborrarse en los restaurantes, para probar vinos carísimos y muchas veces contaminados pero claro, productos de la tradición enológica de países de tradición enológica. Ya todos en lugar de ir al gimnasio a matarse, van a seguir cursos de cocina, de catadores de vinos, de especializaciones en cuanta cosa pueda pasar por nuestra garganta y no volver a salir, que si lo hiciera al menos daría un placer más anacrónico y asociado a la condición humana.
Si usted tiene tres hijos, seguro que al menos uno se dedica a la gastronomía. ¿Qué es un trabajo terrible? ¿Qué es un trabajo esclavo en el que hasta el dueño del coqueto restó se levanta de madrugada para recibir a los proveedores y se acuesta al amanecer después de limpiar? O se funde. No importa. Ahora la gastronomía está de moda. O más bien, lo que está de moda es tomar y comer. Y los que no saben de vinos saben de Mc Donalds. Y todos víctimas de una propaganda que no dice: comer o tomar de más mata. Como dice en cada cajita de cigarrillos. (sí, ya sé que se puede vivir sin cigarrillos pero no se puede vivir sin comer, por eso puse “de más”).
La próxima moda podría ser la de suicidarse directamente. Tendría varias ventajas, sería mucho más barato, no obligaría a mayores esfuerzos, no sería necesario desplazarse del lugar en que se vive y los mesiánicos del suicidio, los auténticos, no durarían mucho. 

domingo, 21 de junio de 2015

Pura pérdida

"Pura pérdida" cuento de Emilio Matei en la versión de la escritora y narradora oral cubano chilena Carolina Meneses Columbié.




sábado, 6 de junio de 2015

Lo mejor de Irlanda es la cerveza

A esta hora, viajan casi todos españoles. Gerentes de empresas, pequeños comerciantes y algunos turistas que, como uno, aprovechan las tarifas nocturnas. Por una vez Mallorca parece ser española y no un entente cordiale entre ingleses y alemanes. Partimos.

Aterrizamos en Madrid hace media hora. El hombre, con un tono fuerte, pero sin exagerar la indignación, dice:
 ──¡Alguien puede contar qué es lo que sucede! ¡Nos van a tener así, sin información ninguna! ¿O la compañía Ryanair nos tiene secuestrados y debo llamar a la policía?
──Señor ──contesta el sobrecargo──, la Guardia Civil no deja bajar a nadie.
Casi de inmediato se oye la voz del comandante. Esta vez empieza en español y no en inglés como es habitual:
──Debido a la  huelga de los maleteros, los conductores de los autobuses que deben venir a buscar al pasaje se niegan a hacerlo aduciendo falta de seguridad.
En la voz se le nota la indignación

Qué gran cosa es estar en un país desarrollado, en un país netamente europeo. Aquí ninguno grita ¡Rajoy, compadre, el coño de tu madre!, o ¡ven Rajoy, ven a ver el progreso que proclamas! ¡Este país no da para más!, o ¡Rajoy, padrillo maricón! O el equivalente para algún político irlandés comemierda. No, la gente que espera de pie, en fila entre los asientos, tratando de no pegar con los bultos a los demás, soporta la incomodidad y el amuchamiento con una cierta dignidad alicaída.

Delante de mí, una pareja argentina cuarentona, simpática, con el perfil de quien vive en San Isidro porque no pudo permitirse vivir en Nordelta, aguanta también, sorprendida, tanto civismo. Esa pareja me impresionó. Cuanta dignidad. Si se es pobre que no se note, y se mandó dos lasañas con una cerveza y una Coca Cola ¡en un vuelo de Ryanair! Fueron los únicos que comieron, en su ascetismo dolarizado y encepado, pagando tal vez cincuenta euros. Hasta el sobrecargo, antipático él, se acercó y se quedó charlando con ellos. Les dijo que las lasañas estaban muy buenas, ¿verdad?, aunque él les habría puesto más pimienta. En su sonrisa se notaba la admiración y obsecuencia ante gente tan poderosa. Y, en realidad, el placer que le producía, con toda seguridad, ganarse la medalla al mejor empleado de la empresa, futura quebrada, de low cost, por vender lo invendible. La última porción de comida se la habían vendido seis años antes a un jeque árabe, príncipe decimonono de una monarquía del golfo, a quién se le había roto el ultraliviano con el que pensaba tener el record Mallorca-Madrid y qué, como lo esperaba su amante sueca en Barajas, decidió tomar el primer avión que saliera sin hacerle asco al populacho.

Disculpándome por la digresión, continúo con el testimonio de tan notables eventos.
Yo tenía a mi cargo dos valijas de las medidas aceptadas y una mochila idem colgando de mis hombros. Mi mujer traía la última valija y a los dos niños, semidormidos, ya que era medianoche.

Por fin se nos autorizó a bajar. Frente a la escalera la tripulación, furibunda, trataba de poner cara de circunstancias. Y no lo lograba.
Cuando enfrenté la salida vi una escalerita de aluminio, que si bien tenía barandas, bajaba abruptamente hacia el suelo, unos tres metros más abajo, ofreciendo apenas medio metro de ancho. Una rápida imagen en blanco y negro de películas de la segunda guerra mundial pasó por mi conciencia. Y luego supe, con claridad supina, que no podría bajar más que una valija por vez. Detrás de mí mi mujer y los niños y una treintena de estoicos pasajeros. Apechugué, bajé una por una las valijas y subí, cada vez, en una atlética demostración de saltos de a tres escalones. Nadie me lo agradeció.

La pista, a cien metros de la terminal donde nos esperaban, daba una imagen más que bananera. Salvo el despliegue tecnológico, totalmente inutilizado por una simple huelga de maleteros españoles. Tres o cuatro aviones como el nuestro, estaban en situación parecida. Alguno casi vacío ya, otro totalmente lleno. Una cantidad enorme de carritos portamaletas estaban ordenados con extremo cuidado haciéndose cargo de lo que en Argentina llamaríamos piquete, impidiendo a los aviones de la compañía irlandesa, los accesos a las mangas de carga y descarga de pasajeros.
Delante de los carritos tan bien alineados y enfrentando a pasajeros y personal de abordo y otros de la terminal, reconocibles por elegantes chalecos fluo, una camioneta de la Guardia Civil con tres miembros de la fuerza.

De pronto, aparece un autobús y se detiene, puta madre, delante de otro de los aviones. Los afortunados se introducen en un instante pero el conductor decide quedarse una decena de minutos charlando con un Guardia Civil. La muchedumbre en la pista, teniendo en cuenta que ningún avión estaba a más de treinta metros del otro con las narices apuntando al medio como en un baile en ronda, se hizo más apretada. Cada cual vigilando sus pertenencias como corresponde. Y ningún grupo de Swat o de la Guardia de Infantería munidos de Itacas para responder a un pasaje irsuto y enfurecido por la espera, se dejó ver. Qué grande el desarrollo, tan lejos de lo que habría sucedido en Argentina. Sentí nostalgia por un pasado que nunca había tenido, el de un país ordenado como corresponde.

A fuer de ser sincero, debo confesar que en algún momento pasó algo poco simpático. A un pasajero, ingenuo él, o muy vicioso, se le ocurrió prender un cigarrillo. ¡APAGUE ESE CIGARRILLO! ¡QUÉ AQUÍ NO SE FUMA! Un frío corrió por mi espalda y, podría jurarlo, por la espalda de más de uno. El tono no dejó lugar a dudas. La democracia post Moncloa no permite que se digan ciertas cosas. A menos que uno sea negro y migrante. Pero el texto no dicho explícitamente fue claro: “¡o te corto los cojones, te los meto en la boca y te la coso para que no puedas escupirlos!”. Otra vez una imagen difusa pareció pasar como espectro encima de mi cabeza. Vi un grupo de hombres en sotana y bonetes, con máscaras apenas agujereadas a nivel de los ojos, de esos que llevan a pasear la Virgen, transportando al fumador para quemarlo en la hoguera. Sí, reconozco que puedo ser un tanto fantasioso y exagerado con la excusa de las licencias poéticas, o tal vez la edad no haya conseguido hacerme perder la memoria. Todavía recuerdo el último uso del garrote vil. Pero quien haya oído a un Guardia Civil dar una orden, sabrá de qué hablo.

Luego de unos quince minutos volvió el mismo autobús a buscarnos. Esas imágenes del desarrollo no me abandonarán nunca: el avión a oscuras, la puerta abierta, la escalera de aluminio, todo ese abandono a metros de uno, y todo el personal de abordo, capitán, copiloto, sobrecargo, azafatas, y el personal de tierra con el coqueto chaleco fluo, mezclados con los pasajeros, haciendo ese viaje de medio minuto hasta la terminal en una promiscuidad de soviet, democrática hasta la nausea.

Ah, me olvidaba, no puedo terminar esta narración si recordar a este siempre útil paradigma: ¿acaso uno no paga los impuestos? En este caso lo debe de haber pensado algún español de esos que votan a Esperanza Aguirre, cuya mirada me da más miedo que la de cualquier capo mafia norteamericano.

jueves, 4 de junio de 2015

El hombre del San Jorge

San Jorge, montado en brioso corcel, planta su lanza en el pecho del dragón. San Jorge tatuado en el pecho del hombre, el hombre sentado a la mesa del all inclusive mallorquín, en tiempos anteriores a la temporada, en tiempos en el que los espacios los ocupan ingleses de clase obrera, escoceses de clase obrera y algunos extraños y silenciosos personajes de los países del este de Europa. Todos aprovechando la oferta.

El hombre es británico, sin lugar a dudas. Para el tamaño de los tatuajes de los ingleses y sus mujeres, el San Jorge del hombre es chico y discreto. Allí, en la izquierda del pecho, donde se supone que está el corazón, da testimonio de un regimiento que ni siquiera existe ya, fusionado con tantos otros, tal vez por razones técnicas, tal vez, y lo más probable, para ahorrar. Ahorrar dinero, claro, ahorrar vidas no entra en la que se suele llamar ecuación económica.

El hombre, con el San Jorge en el pecho, está sentado en una silla metálica, a la mesa metálica en la que apoya su quinto o sexto vaso de plástico con un fondo de cerveza. No es un tipo imponente, como casi todos los demás, que lo son o por su tamaño o por sus enormes vientres. Es un tipo que no debe de medir más de un metro setenta. Enjuto y arrugado, en la cincuentena o poco más. No mucho más.
Lo veo de frente. Por eso veo a San Jorge matando, como se suele decir en vena literaria, eternamente a su dragón. A los lados del hombre están las piernas. Digo, las piernas artificiales, las prótesis modernas que se usan ahora: apenas un cono superior donde poner los muñones, un hierro vertical y unos pies de vaya uno a saber qué aleación. Todo muy moderno, sin lugar a dudas. La imagen no deja de ser humorística. Aunque no sé por qué. Tal vez por su perversión.
El hombre del San Jorge tiene una mirada casi dulce, aunque algo perdida. Tal vez una mirada de resignación. Tal vez. Uno no puede dejar de influenciarse con su propia imaginación. Y entonces veo el brazo derecho del hombre, amputado antes del codo. Y ya me queda sólo el horror.

Más adelante vi cómo conseguía flotar en la piscina y jugar a los dardos, típicos dardos de cualquier pub anglosajón. Todo lo hacía con la misma expresión. O con la misma falta de expresión.

Busqué el regimiento. No fue fácil, su regimiento original ya no existe más, es apenas parte de uno más moderno. Afganistán.

domingo, 24 de mayo de 2015

¿Todavía cantamos?

¿Todavía cantamos? ¡Claro que lo hacemos! Lástima que, en realidad, no seamos los únicos.
Adjunto aquí la boleta electoral de las J.O.N.S. de las elecciones a la Asamblea de Madrid, que se están realizando mientras escribo esto.
Las elecciones en España, vistas desde nuestra perspectiva argentina, son a voto cantado. Las boletas están todas extendidas sobre una mesa y la gente va a buscar la suya, hombro contra hombro, bajo las miradas de quien quiera tomarse el trabajo de mirar. Hay también un pequeño "cuarto oscuro", para los que quieran votar con alguna intimidad. 

Qué fácil me resulta imaginar a un cacique fascista, en un pueblito, mirando fijo a quien vota bajo la consigna de que, "o votas a quien sabes, y me lo dejas verificar, o atente a las consecuencias". (*)















(*) Para quien no sepa que son las JONS, aquí va un link:


martes, 19 de mayo de 2015

Maryse Condé, idiomas y dialectos

“…Si no hablas creole, se dice que no eres antillano, que hay cosas del país que no podrás comprender. Pienso que un escritor no tiene lengua materna. Me llevó muchísimo tiempo pero comprendí que lo que cuenta es alcanzar a hacer con las palabras y los sonidos algo que te represente.”(*)

Maryse Condé - Escritora de Guadalupe
Me pregunto si Maryse Condé, escritora francófona,  la autora antillana de ese texto, trata de justificar su desconocimiento del creole que, como a mucha gente de su generación y de padres de nivel social medio-alto, les fue negado en Guadalupe. Del mismo modo que en muchas partes de Italia y de España, durante largos períodos, los padres castigaban a los hijos si usaban el dialecto local para comunicarse. ¿No es acaso negarle a la gente su propio idioma, o su propia forma de comunicación, negarle también una particular visión de las cosas?

En realidad como escritor puedo aceptar que lo que cuenta es alcanzar a hacer con las palabras y los sonidos algo que te represente, pero no alcanzo a asociar esa idea con la del grado de penetración que puede tener un escritor sobre un mundo cuya lengua desconoce.

Desde afuera se alcanza a ver cosas que desde adentro no se podrían ver. Milan Kundera y Freud dijeron cosas parecidas sobre este tema. Uno refiriéndose a las etapas de la vida y el otro a la capacidad para penetrar en el comportamiento humano. Hasta aquí hay una especie de coincidencia con la autora que menciono. ¿Pero no existirá en la lengua otra parte, otro espacio de comprensión y comunicación, oscuro para el extranjero? Si tuviera que elegir, desde la sensibilidad, ya que no desde el conocimiento, afirmaría que sí. Por algo el aprender otra lengua tiene tanto de descubrimiento.


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(*) Le Monde, viernes 15 de mayo de 2015 – Trad. E. M.


jueves, 7 de mayo de 2015

¡Cuidado, doctora Carrió!

Yo, si fuera la Dra. Carrió, andaría con mucho cuidado de veras. Eso de andar declarando a cada rato que el gobierno la quiere matar, es muy peligroso. Sobre todo después de lo que sucedió con Nisman.

Hay una serie de grupos muy interesados en producir hechos delictivos y asignarlos a la política del gobierno mediante maniobras a veces muy burdas y otras no tanto. Esos grupos parecen haberse equivocado con Nisman. No por sus famosas acusaciones sino por el momento en que se hicieron. Lo que demuestra que los servicios de informaciones no están tan informados como deberían y, mucho menos, la pegan en sus predicciones. A esta altura tendrían que saber que los brulotes de esta envergadura deben hacerse en el momento preciso, ni un minuto antes, de las elecciones. El objetivo es que no haya tiempo para desmentir y demostrar la mentira más absurda o más abyecta.

Por eso creo que la Dra. Carrió debería cerrar la boca por su propio interés, o, en realidad y más precisamente, para asegurar su supervivencia. Yo le recomendaría meterse en un bunker antiatómico los días de Octubre previos a las elecciones. Y por si no queda clara mi hipótesis, el tema no es el gobierno, que no mató a nadie, sino los muchachos de la CIA y el Mossad, que de eso saben mucho y tienen bastante práctica. Pegarle un tiro a la Dra. Carrió en fecha oportuna podría validar, en el imaginario, todas sus declaraciones. Aunque más no fuera por algunos días, que podrían ser bien elegidos para alterar un resultado electoral.


¿O tal vez me equivoque y lo que quiere la Dra. Carrió es suicidarse en coherencia con el estrépito con que se movió toda la vida? ¿Querrá pasar a la historia como una especie de rotundo y depilado Rasputín? Es posible, la Dra. Carrió es una de las personas que mejor lee la realidad, su capacidad de manipulación es extraordinaria mas allá de que sus recursos parezcan delirantes. No hay que olvidar que consiguió, en algún momento, dejar al gobierno sin presupuesto, y hay otros varios éxitos de enorme magnitud que podría enumerar aquí. Sólo el tema de su propio asesinato me parece más un error que un acierto. Y si lo es, qué le vamos a hacer, nadie es perfecto.

martes, 5 de mayo de 2015

Freud y las ideas tan lindas


Lo que quiero decir es que la vida pierde en contenido e interés cuando la apuesta máxima,
precisamente la vida misma, está excluida de sus luchas.

…,el amor, ciertamente, no es más joven que el deseo de matar.

Si vis vitam, para mortem. Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte.

Freud. Sigmund Freud Copyrights, Colchester.

En este contexto, ¿cómo encajan las madres, y algunos padres, que niegan la muerte y la violencia a sus hijos? Es verdad que no se puede vivir, y menos enseñar a vivir, con una presencia excesiva de Tanatos. Pero su negación es igualmente perversa.
Negarse a dejar jugar a los niños con armas de juguete y hacer sus simulacros lúdicos de vida, de muerte y de violencia, es muy parecido a no hablar de sexo con ellos. Los chicos resultan enviados al mundo real desarmados y equivocados, con las consecuencias que eso pueda tener.

 Las armas que se prohíben son casi siempre las de fuego. Curiosamente los sables y los arcos y las flechas no suelen caer en las mismas redadas. Tal vez porque las madres tienen más miedo a la explosión que a la muerte en sí. Como si más que negar la violencia negaran los sustos. En realidad, en ese contexto negador, todo es posible. Y eso me confirma que no son los niños en sí los destinatarios de esas políticas educativas sino las buenas conciencias de sus padres.

Lo que más me llama la atención es que esas modas antibélicas antiviolencia junto a las ecologistas, casi siempre vienen del mundo desarrollado, el mismo que enseña a los niños a jugar con armas reales y mortíferas apenas tienen la suficiente fuerza como para sostenerlas y que destruyen la naturaleza usándola para su propia conveniencia mientras exportan ideas tan lindas.

lunes, 27 de abril de 2015

Privilegios y pertenencias

Reconozco que estos temas, la conservación de los privilegios y el sentido de pertenencia de los miembros de los grupos sociales, son recurrentes para mí. Estoy convencido de que en el estudio de esas patologías sociales hay soluciones, al menos parciales, para la comprensión y la posterior modificación de ciertos comportamientos.

¿Es el miedo a perder los privilegios, sean estos reales o una creencia inducida por la sociedad en su conjunto o los medios en particular? ¿O el miedo a dejar de pertenecer?[1]

"El problema, por tanto,  es 
saber no lo que piensa un 
grupo, sino cuáles son los
 cambios que pueden produ-
cirse en su conciencia, sin 
que haya modificación en la
 naturaleza esencial del grupo."

L.G.
La actitud de muchas personas de sostener ideas que las desfavorecen en términos de realidad, suele ser una actitud de un perfil irracional que resulta, o parece resultar, imposible de modificar mediante las discusiones o los razonamientos lógicos tradicionales. No parece haber prueba que alcance para hacerles comprender lo que resulta obvio.
La búsqueda desesperada, por parte de los militantes, del razonamiento adecuado para convencer a las personas que cambien su modo de ver la realidad, llenas de lógica que trata de mostrar la obviedad de sus ventajas y sus desventajas, están condenadas al fracaso si no consideran como básico, el entender cuáles son las verdaderas razones que tiene el interlocutor para pensar de otro modo. Que, como trato de decir aquí, no son sólo su conveniencia inmediata ni la verdad del razonamiento, sino los riesgos sociales a los que se sometería si cambia su modo de pensar[2]. En concreto, la pregunta que subyace, creo que bastante inconsciente, como digo más arriba, es la de si un cambio de forma de pensar le permitiría todavía pertenecer al mismo grupo, el grupo que hasta ese momento lo identifica y que parece sostenerlo.

Para Lucien Goldmann, la pertenencia a un grupo es uno de los factores posibles que determinan qué se puede o no se puede percibir. Y lo considera un fenómeno estudiable desde la sociología y la psicología en un contexto de la teoría de la comunicación[3] [4].

Me gustaría mostrar aquí unas pocas situaciones con el fin de aclarar un poco de que hablo cuando hablo de pertenecer.

1ª ¿Es posible cambiar de club de fútbol por alguna razón lógica? ¿Alguien podría conseguirlo sólo por un razonamiento? Lo veo altamente improbable. En mi caso soy de River sólo porque en mi infancia mi padre era de River por haber vivido, él, en Nuñez, barrio sede del cuadro en su época juvenil. Teniendo en cuenta que por esa época la que la mayor parte de los habitantes de Buenos Aires era o inmigrante o hijo de inmigrante y que el fútbol no era muy antiguo, lo más normal era ser hincha del club del barrio. Cambiar de cuadro de fútbol para mí sería una traición a mi padre, a mis hijos, a los que les transmití mi filiación futbolera, y así podría seguir durante un rato escribiendo por qué dejar a River sería para mí, poco aficionado al fútbol, una especie de tragedia. No importa si el presidente de la institución es un nazi, si sus jugadores son unos troncos, si la barra brava hace desastres, si la cancha se viene abajo y si se va al descenso o cualquier otra razón.

2ª La definición de esnob de la Real Academia Española: “Persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos”, debería ser ajustada agregando el verbo creer: “…, opiniones, etc. que cree de aquellos a quienes considera distinguidos.” No hacerlo vela algunos comportamientos que podrían volverse inexplicables.
Estoy convencido que esta búsqueda, estos constantes análisis de los comportamientos de otras clases sociales, casi siempre más altas, pero a veces más bajas[5], no siempre son conscientes. Al menos del todo. Creo que esos comportamientos se incorporan con tanta fuerza que se pueden volver automáticos y terriblemente sólidos[6]. Son, por lo tanto, muchas las situaciones en las que las personas pueden utilizar costumbres, ropa o gestos que los desfavorecen cuando no los dañan, sólo por la búsqueda pertenecer. En particular si estas actitudes se expresan en el momento del voto.

3ª ¿Qué le pasará por el interior a un comerciante del barrio de Once, judío al menos por sus orígenes, que debería aceptar un partido nacional y popular que mejorando la distribución del ingreso le produce muchos más clientes con el consiguiente aumento de las ventas, teniendo en cuenta que la caja registradora lo hace más evidente que cualquier razonamiento iluminado, si Israel y sus instituciones locales en las que participa o por lo menos simpatiza, le dice por razones de su política internacional que debe acompañar la mirada sobre la sociedad de la derecha más extrema, la misma que siempre estuvo dispuesta a destruirlo, y militar y votar en consecuencia?[7]

En síntesis, sé que creer que todas las personas son determinadas más por sus pertenencias que por sus conciencias es una ingenuidad. Pero es probable que eso sea cierto en muchos más casos de los que uno pueda o quiera suponer. La cuestión sigue siendo, como a principio de los setentas del siglo pasado, cuando Goldmann planteaba esto, cómo extraer alguna conclusión práctica, cómo extraer una metodología.




[1] La compañía de tarjetas de crédito American Express utilizaba un eslogan notable por su perspicacia: "Pertenecer tiene sus privilegios."
[2] "…, la mala fe es un fenómeno individual que no encontramos más que de manera totalmente excepcional y provisional en grupos sociales extremadamente restringidos,…" L.G.
[3] “El problema, por tanto, es saber no lo que piensa un grupo, sino cuáles son los cambios que pueden producirse en su conciencia, sin que haya modificación en la naturaleza esencial del grupo.”
La création culturelle dans la société moderne. L. Goldmann, Editions de Nöel, Paris 1971.
[4] La muerte prematura de L. Goldmann, no le permitió seguir adelante con esta teoría que me parece excepcionalmente prometedora. Y tampoco encontré otros científicos que la hayan hecho avanzar más. Teniendo en cuenta las implicaciones que podría tener en la comunicación social y, por eso mismo, en la política, creo que merece un estudio más extenso que apunte a sacar de ella alguna posibilidad práctica para la acción.
[5] La militancia de izquierda que se proletariza y trata de imitar las costumbres de la clase a la que pretende concientizar.
[6] Sobre este tema, la importancia sicológica de pertenecer a un grupo, habría que analizarla desde los estudios sobre la adolescencia, donde el pertenecer parece ser especialmente importante.
[7] No equivocarse, no es un tema religioso el que lo une a Israel, su comunidad aceptaría que fuera ateo, pero no que traicionara al Estado de Israel.


jueves, 16 de abril de 2015

Uruguay, el país más grande de América Latina

Marat/Sade
Hubo una época en la que Uruguay fue muy grande, casi se podría decir que fue el país más grande de América Latina. Eran tiempos del semanario Marcha, con sus “Cuadernos”, eran tiempos de teatro en El Galpón que estrenaba Marat/Sade, y de los muchísimos teatros independientes, eran tiempos en los que actuaba y se formaba uno de los grupos guerrilleros que más aceptación tuvo. Los Tupamaros, mezcla de humor, inteligencia y valentía, que puso a Uruguay en boca de  la izquierda, y la derecha, de todo el mundo(*).
Claro que, en realidad, lo más importante que tenía esa época era que todos éramos jóvenes. Yo, un poco más joven que los que crearon ese tiempo, viajaba a Montevideo para disfrutar de tanta creatividad y tanta inteligencia en un país todavía libre y que nadie esperaba que perdiera esa libertad. Y mucho menos tan pronto.

La muerte de Eduardo Galeano puso en evidencia que dentro de poco ese tiempo dejará de ser un tiempo vivido para convertirse en un tiempo histórico, objeto o tal vez víctima de diversos relatos, variadas interpretaciones, originales tesis de doctorado. Y por qué no. ¿Acaso no es el destino de todo tiempo histórico?

Si se me calificara de nostálgico, con la componente de pocas expectativas de futuro que eso implica, puedo aceptarlo. No sólo por una cuestión de posición ante la vida. Más bien por una cuestión cronológica. Hay una época de la vida en la que el tiempo es todo menos sigiloso. Y la muerte de alguien como Eduardo Galeano lo hace explosivo.

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(*) Sí, ya sé, esta es una lista incompleta y parcial. Pero mi intención no es la de hacer un estudio sociológico de un tiempo histórico sino, más bien, expresar el sentimiento que su recuerdo me produce. Sobre todo estos días, sensibilizado por la muerte de E. Galeano.



sábado, 21 de marzo de 2015

Otoñal

Las islas del Delta hoy amanecieron sin calma. El agua está alta, a dos metros cincuenta, dicen, y el cielo azul es un estruendo sin nubes. Primer día de otoño. El turismo no apareció hasta ahora. Debe de ser por la miseria que obligó al turista a viajar por el mundo y le colmó las tarjetas de crédito. O al terrible destino de quien envía a los hijos a colegios privados, carísimos, para que no se mezclen con la pobreza enriquecida de estos últimos tiempos. Esto no da para más, dicen.

A pesar de todo, hay un hermoso silencio suavizado por el viento: Sur a treinta y cinco quilómetros por hora, dicen. En ese estruendo brillante, suena un eructo descomunal, inimaginable, como si un terremoto hubiera soplado por un caño, de esos sin costura, de oleoducto.
Me sobresalto y trato de imaginarme de qué garganta prodigiosa puede salir semejante sonido.  Que se repite. Y entonces caigo en que debe de tratarse del ladrido de un perro viejo y achacoso, con los pulmones a la miseria.

Otra vez, como si intentara batir un récord, suena el eructo olímpico.

Y una voz, desde dentro de una casa que no puedo localizar, dice con elegancia: ¡Buen provecho!


sábado, 21 de febrero de 2015

Los chivos expiatorios

Asociación Mutual Israelita Argentina hace veinte años

Ellos, los parientes y amigos de los asesinados en el atentado de la embajada de Israel y de la mutual judía AMIA, siguen esperando. ¿Qué esperan, en realidad? ¿Justicia? Sí, claro, justicia, pero también el mínimo de respeto al que todo ser humano debe aspirar. Y en cambio se ven convertidos en objeto de cuanta basura ideológica existe en este momento histórico. Figuras siniestras como el juez Galeano o el fiscal Nisman, políticos y espías, vendedores de armas y torturadores, la insoportable corrupción de los representantes de gobiernos del liberalismo económico, la utilización de mentiras absurdas de la derecha en búsqueda de algún método para hacerse del gobierno inalcanzable por elecciones, todos se hacen el caldo gordo con esa gente que no es más que una herramienta útil para la repugnante realpolitk del propio país, Israel, que dice representarlos, y de las instituciones que le responden sin críticas ni vergüenza. Los parientes y amigos de los asesinados en el atentado de la embajada de Israel y de la AMIA, otra vez más, chivos expiatorios. Otra vez más obligados a ser más humanos que nunca en un mundo inhumano.

viernes, 9 de enero de 2015

El dilema de Scioli

Scioli contento
El FPV no me va a apoyar ni por casualidad, nunca fui de confianza. Y Clarín no tiene quién le pueda ofrecer un mínimo de posibilidades de ganar las elecciones. ¿Y si yo me ofrezco? Qué tal, eh. Toda la potencia mediática de mi parte. ¿Será este el momento de dar el gran salto y conseguir, de una buena vez, la presidencia? Claro que si me equivoco voy a tener que jugar en el equipo de perdedores junto a Binner, Massa y Macri o peor, Solá. Puedo quedar como a cualquier barra brava que perdió el auspiciante, nunca más me dejarán entrar al club. La verdad es que tampoco, como Cavallo, me van a pagar cuarenta mil dólares para dar clases de nada. A quién le va a importar un ex corredor de motonáutica con pretensiones políticas y, para colmo, perdedor. Qué lindo dilema tengo: me temo que sea ahora o nunca.