Con la voluntad no alcanza
Los cruzados de la boludez |
Yo jamás tiro mi papelito al
suelo, o lo tiro a un tacho de basura o me lo meto en el bolsillo y lo tiro en
casa. Soy un ejemplo de civismo. Si todos fueran como yo el mundo estaría más
limpio. El mundo es nuestro hogar, cuidemos nuestra casa. Pero sobre todo,
miremos para adentro. Afuera está lleno de montañas de basura, de gente fea y
violenta, de residuos radiactivos. Y esas cosas no entran en mis bolsillos así
que, para qué verlas.
La voluntad de el Hombre no es más que la suma de
muchísimas voluntades individuales. Quién podría dudarlo. Pero no siempre
alcanza con sumar voluntades. En
realidad, no siempre alcanza para su objetivo declarado. Para calmar a las
conciencias, del mismo modo que lo hace la beneficencia, sí alcanza. Guardamos
ese papelito en el bolsillo, si está pegajoso mejor, con un criterio muy
judeocristiano del sacrificio, y nos sentimos bien, muy bien.
Mojar la tierra
Hace tiempo se me ocurrió que si
la humanidad estuviera yendo a la extinción por vía de la sequía, seguro que a
alguien, no muy versado en matemáticas pero héroe del marketing, se le
ocurriría la solución de pedir a cada ser humano que vierta una cucharadita de
agua de mar en el desierto. Siendo tantos los humanos, el problema se
resolvería. Me imagino los carteles: Yo
ya vertí mi cucharita, ¿y usted?, Para
salvarse hace falta su ayuda, sólo una cucharadita y salvará a la tierra.
Imagino a diferentes colectivos, como los boy scouts, marchando militarmente
hacia el mar, cada niño con una cucharita en la mano y, previa bendición
sacerdotal, vertiendo la cucharita en la tierra sedienta. O mejor en este caso
invertir el orden de sustantivo y adjetivo, en
la sedienta tierra, lo que suena mucho más puro.
Por si a alguien le queda la duda
o tiene pereza de hacer algunas cuentas, si una cucharita cargara un centímetro
cúbico de agua, los seis mil quinientos millones de habitantes humanos de la
tierra apenas se tirarían sobre la superficie reseca algo así como el
equivalente a un cubo de cuarenta metros de lado de agua con el que no mojarían
sensiblemente una superficie siquiera distinguible en el mapa. Ni aún
sustituyendo la cucharita por un cucharón de sopa, equivalente a quinientas
cucharitas, la cosa cambiaría algo a nivel terrestre.
Coda
Como se ve, resolver los
problemas de la tierra está más del lado de los científicos que de los gurúes,
pobres de espíritu y gentes de buena voluntad. Y sí, es probable que los mismos
gestores de los problemas sean los que están en condiciones de resolverlos. Por
más antipático y políticamente incorrecto que resulte.
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