El Blog de Emilio Matei

sábado, 13 de abril de 2013

Los drones, el mundo que viene

Los drones son aviones teleguiados. Algo así como piezas de un aeromodelismo sofisticado provisto de una o más cámaras que permiten al piloto, cómodamente instalado en otra parte, hasta a veces en otro continente, guiarlo con una relativa precisión.
El primer contacto que tuvimos con estas máquinas, por ahora las reinas de los daños colaterales, fue en las guerras imperialistas en Irak y Afganistán, donde fueron probadas a un costo enorme de vidas civiles. Por eso uno siente un rechazo visceral por los drones y no sólo por la reacción que se suele tener a toda novedad tecnológica, sobre todo cuando sus primeras expresiones son la vigilancia y la masacre.

Sin embargo, el campo de aplicación de estas nuevas tecnologías, hijas de la aeronáutica, las computadoras, los GPS, Internet y técnicas de WI-FI, es mucho más amplio que el militar. Aunque como siempre sucede, el militar sea el primero en aprovecharlas. No hay que olvidar que Internet nació como una red militar manejada por el Pentágono.
Drones - Cuadricópteros
Hay un enorme campo de aplicaciones para los drones. No sólo el ataque a riesgo nulo en vidas humanas para el atacante o la vigilancia urbana (*) sino que tiene muchísimas aplicaciones apasionantes en la producción agrícola. Con su capacidad de visión en cualquier rango del espectro luminoso, radar, microondas, infrarrojo, rayos gama, etc., serán la herramienta ideal para controlar desastres de todo tipo, incluidos los nucleares u otros en los cuales la presencia humana sea imposible o muy peligrosa.
Así que a corto plazo veremos helicópteros miniatura, con diseños a veces extraños o más propios de los efectos especiales de películas de ciencia ficción, rondar por sobre nuestras cabezas, vigilándonos, midiendo los metros cubiertos por nuestras construcciones, contando los participantes a una manifestación, fotografiando nuestras desnudeces en las eventuales sesiones de sexo al aire libre y, mediante tecnologías que ya no son sólo propias del cine, atravesando las paredes para producir lo que a la larga nos obligará a una redefinición de la intimidad.

Si uno es paranoico, a uno lo esperan tiempos aciagos.

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(*) Para los que piensan que este tema está lejos de nuestro país, les cuento que en el partido de Tigre, Provincia de Buenos Aires, ya existe un “cuadricóptero”, cuatro brazos con una hélice en cada extremo, drone de un par de kilos capaz de volar a batería durante una hora y hasta tres mil metros de altura. Está provisto de una cámara que junto a las fijas en tierra, será monitoreada por la policía.
En algunas jugueterías de Buenos Aires se venden helicópteros en miniatura provistos de cámara wi-fi. No cuestan mucho más de trescientos pesos y la publicidad dice que son ideales para ver por encima de la medianera cómo toma sol la vecinita. Algunos drones de alta calidad que se ofrecen al público pueden ser manejados desde cualquier smartphone.

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