Hace muchos años ya, desde la caída de la URSS, que el
peligro nuclear dejó de ser un tema. Para muchos, los llamados preppers, o supervivencialistas como se
los suele llamar en castellano, el riesgo más próximo es el de la disolución de
la sociedad. Ya no se trata de un holocausto nuclear y de la mínima posibilidad
de supervivencia que puede ofrecer un bunker de cemento enterrado y provisto de
vituallas para mucho tiempo. Ahora habrá que defenderse de hordas de muertos de
hambre, merodeadores armados y toda clase de grupos de desesperados en la
búsqueda de qué comer. Fantasía que no lo es tanto en Libia y en varias zonas
de Oriente Medio.
Pero parece que la guerra
fría vuelve a ser un tema. Y con él el peligro nuclear retoma su lugar
entre los enemigos públicos de nuestras noches insomnes. ¿Volverá a subir la
cotización de las propiedades que disponen de bunkers en el jardín, esos viejos
y costosos refugios, resabios de los sesentas? Tal vez.
En Realidad el
peligro de un desastre nuclear nunca desapareció del todo. La existencia de
arsenales enormes en lugares que uno sospecha que ni siquiera son del todo
conocidos, ya que sus constructores o murieron o en la actualidad no tienen ninguna
posibilidad de actuar sobre ellos debido a la nueva división política del
mundo, da la sensación de que una explosión siempre fue posible. Con resultados que son
imposibles de prever.
Claro que no sólo un accidente es posible, dada la locura
militarista del presente. Hasta ahora las escaladas militares se detuvieron
antes del uso de lo nuclear cuando los contendientes, los implicados, disponían
de ese tipo de armas. Pero, ¿seguirá pasando lo mismo en el futuro?
Hace unos cuantos años, a fines de los sesentas o principio de los setentas, le
pregunté al filósofo Eugenio Werden qué opinaba respecto al futuro si se
producía una guerra atómica. Él me contestó, y no puedo ser literal porque fue
hace mucho tiempo, que no tenía sentido siquiera hacerse la pregunta, que no tendría
sentido hacer proyectos para un mundo en el que la humanidad ya no existiera.
DOS QUE HABLARON
ResponderEliminarEinstein: «Si la humanidad no hace un giro de 180º en su manera de pensar, puede llegar a desaparecer»
Mario Benedetti: «Temo que la humanidad se suicide»