¿Déjà vu en Siria?
La invasión a un país consigue
desde un principio destruir todos los pactos sociales que permiten vivir en una
comunidad. El estado de terror generalizado ante la agresión y el
establecimiento de nuevas prioridades deja inermes a la mayor parte de las
personas. La invasión permite que aparezcan en primer plano las peores
perversiones que el sistema social consigue mantener bajo control. Los
violadores, ladrones, asesinos, vengadores y todo tipo de sociópatas y
psicópatas, quedan libres para ejercer sus deseos más íntimos, limitados apenas
por la oportunidad o por la existencia de un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con
alguien que quiera defender algo. Por lo que poco pueden hacer las mujeres, los
viejos y los niños, o las personas poco propensas al ejercicio de la violencia,
aún si son atacadas, así como las propiedades defendidas sólo por el conjunto
de la sociedad, como pueden ser las reliquias en un museo.
Un argumento que leí es que la
mayor parte de las cajas que contenían objetos preciosos en el museo de Irak,
fueron abiertas sin ser destruidas, lo que implica que el que las violó tenía
las llaves de cerraduras y candados. Y las llaves las tenían, es obvio,
iraquíes. Personal del mismo museo que se dedicó a robarlas, con toda
seguridad.
En consecuencia, las autoridades
norteamericanas consideraron que los robos fueron, sacando algunos casos
aislados que se castigarían oportunamente, culpa de los iraquíes y no la de
ellos, que sólo destruyeron una sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario