Colegiales estudiando |
Pero cómo
se construye, entonces, un criterio propio que sea a la vez independiente.
En
principio, estimulando la creatividad. Cosa que se suele hacer en los chicos,
en una primera etapa, poniéndolos frente a juguetes que los obliguen a
representar la realidad en sus cerebritos para, por fin, actuar en ella o
inclusive modificarla. El cubo pasa por el agujero cuadrado, la pirámide triangular por el
triangular y cubos, pirámides y la estructura que tiene los agujeros pueden ser usados como proyectiles si
el chico se siente molesto. Amén de que algunos chicos, a pesar de que no son
Borges, pueden vivir en mundos de extrañas categorías donde las pirámides son
los más ricas para chupar y los cubos hacen los mejores compañeros cuando hay que sentarse en el water.
Cuándo
perdimos la actitud de mirar el mundo para tomar decisiones. Cuándo decidimos
dejar que otro piense por uno cediéndole el poder de análisis y, por ende, la
posibilidad de mentirnos o usarnos en su provecho.
Lo leí en
el diario, lo escuché en la radio, me lo dijo un conocido.
Lo
necesario parece ser la capacidad de priorizar los hechos de la realidad sobre
cualquier otro indicio predigerido por otros para hacer un modelo de lo que
está sucediendo. Y para no ser tan extremista, usar los hechos de la realidad
como mínimo para ver si la opinión ajena tiene algún sentido. Nadie debería
poder convencernos de que si soltamos una manzana esta se va a ir para arriba
en lugar de caer, Newton dixit, para
abajo. O que el fin del mundo lo decidieron Nostradamus, un científico maya, un esotérico o un escritor de libros de autoayuda.
Qué
sucede con la mayor parte de los chicos que desde una mentalidad a lo Borges
que les permite mezclar categorías con una libertad única, los hace convertir
la síntesis de sus análisis propios en realidades cuyo únicos objetivos sean el
marcar la pertenencia a un grupo social.
Bernard
Shaw decía que los chicos son inteligentes hasta los cinco años, después van a
la escuela.
Y esa
broma hay una verdad fundamental: La escuela modifica la forma en que los
chicos piensan y, en consecuencia, en que los adultos son. Y por ese motivo es
en la formación de maestros y de programas orientados al pensamiento libre y
creativo, y un presupuesto adecuado, que se puede hacer que las personas hagan
análisis más realistas del mundo en que viven.
Estudiantes universitarios |
Pero
claro está, esa escuela es muy peligrosa. En principio y con contadas excepciones
sólo en la escuela pública y gratuita se puede avanzar sobre la cultura y la
creación de un modo libre y seguro de formación de excelencia distribuido por
toda la sociedad. En las escuelas privadas, sobre todo en las confesionales, la
educación está claramente orientada a la pertenencia a la religión y al grupo
social que corresponde. Tal es así
que supe de miembros de alto nivel intelectual del Opus Dei que, impulsado por
su misma organización, estudiaban en la Universidad de Buenos Aires porque
pretendían ser profesionales de primera categoría cosa que sólo en esa universidad
esa calidad era alcanzable, a pesar de que el O. D. tiene centros
educativos de todos los niveles.
En concreto, la independencia de criterio y el criterio propio, imprescindibles para producir grandes creadores, sea en el arte como en las ciencias, y como mínimo personas que no sean fácilmente llevadas por las narices por comunicadores sociales que se venden al mejor postor, sólo podrán ser alcanzados por la mayor parte de los ciudadanos y no por contados casos aislados, insisto: si existe una educación pública y gratuita con financiación adecuada que se prolongue durante muchos años. Y si esta no es una condición suficiente, es sin lugar a dudas, necesaria.
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