El Blog de Emilio Matei

miércoles, 3 de julio de 2013

La movilidad social ascendente y la necesidad imperiosa de acelerar el proceso educativo

Para que una piedra caiga desde lo alto hacen falta dos cosas, empujarla hasta que supere el borde y la gravedad. Después de esta analogía propia de algún gurú o escritor de libros de autoayuda, que no me enorgullece, entro en tema.

El caso Brasil

Manifestaciones en Brasil
En la realidad brasileña, la gravedad estaría representada por el contexto capitalista y la acción del imperio. Todo sucede allí, como en el resto de Latinoamérica, en esa bruma que nos sumerge. Y el empujón está dado por el ascenso social debido a los gobiernos progresistas, de muchísima gente que adquiere comportamientos de clase media alienada antes de entender cuáles son los resortes, frágiles todavía, que les permitieron alcanzar privilegios que nunca gozaron antes y que ahora pretenden tener. Y que van a terminar perdiendo no por la presión de la clase más baja sino por la acción de la más alta.

Esta realidad confusa y heterogénea, amén de sospechosa, que se pone en movimiento en Brasil y que amenaza por propagarse en la región, puede ser explicada al menos en parte, por el efecto del ascenso social de personas que no lo acompañaron con mayor educación.

Sin un proceso en el que las personas adquieran mediante formación, la independencia de criterio que se requiere para tener la conciencia de su verdadero papel social, con la consiguiente lucidez respecto a quiénes son amigos y quiénes enemigos; lo que sucederá, o ya está sucediendo, es que apenas dispongan de algún privilegio propio de la clase media, tratarán de mantenerlo enfrentando a la clase de la que vinieron hace muy poco. Lo intentarán mediante la adquisición rápida de los vicios de la clase a la que acaban de alcanzar.
Todo el contexto ayuda a que esto sea así. Se trate de los medios concentrados y en manos del neoliberalismo, de las ONGs de financiación oscura o de las religiones y sus instituciones.

La paradoja

En realidad, o el progresismo avanza con rapidez en la educación y formación política y moral de la gente o, simplemente, crea más votantes para sus enemigos.

La pregunta que me hago es si el capitalismo, aún el más humanista, tiene en sí la fuerza necesaria para avanzar en el criterio del bien común antes que en el del privilegio.


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