¿Habrá alguien en Irak, en Afganistán o en la Franja de Gaza, que esté preocupado por el cambio climático?
A veces ciertos temas ecologistas me parecen tan importantes
para la humanidad como en la época victoriana las discusiones sobre cómo ser un
auténtico dandy londinense.
Nadie puede objetar que es mejor no producir tanta basura o
procesarla para poderla aprovechar o que es conveniente no tirar productos
peligrosos al medio ambiente. Pero convertir buenas e higiénicas costumbres en
una lucha fundamentalista que se extiende a la tierra toda me parece una
peligrosa exageración. Exageración porque todo lo que puede contribuir
Sudamérica en su conjunto al efecto invernadero no modifica demasiado nada,
teniendo en cuenta cualquier parámetro que se quiera elegir como patrón de
medida. Los países del norte producen daños tanto más importantes que los
nuestros carecen de significación. Y peligrosa porque tiende a desviar la
atención de problemas mucho más agudos si de proteger la tierra se trata. Baste
ver lo que significó el uso de uranio empobrecido en la guerra de Irak.
Cuando uno ve la enorme cantidad de energía que desperdician
y la monstruosa contaminación que producen las armas de guerra, todo lo demás
parece una broma. A lo sumo una broma de dudoso gusto, pero broma al fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario