El Blog de Emilio Matei

domingo, 23 de septiembre de 2012

Caceroleros anti K en Plaza de Mayo

Símbolos Nazis en Plaza de Mayo
Lo que no se vio ni siquiera
durante el proceso
¿No era que para Israel el límite a las libertades cívicas es el nazismo y la negación de la Shoá?
El rabino Bergman y las banderas nazis en un mismo espacio representativo de la derecha argentina. El rabino Berman y Cecilia Pando, la más activa representante de los defensores del proceso y de los torturadores que disfrutaban más cuando les tocaba martirizar a un judío.
¿Un error? No creo. Tampoco creo que haya habido ninguna connivencia, sólo que al rabino le importa un carajo con quién se junta mientras el contexto sea acorde a su ideología.
Dicho sea de paso, a la Daia y a la Amia, principales organizaciones judías de la Argentina, les costó un par de días salir con un repudio básico, dando la sensación de que no les quedaba más remedio. Tal vez todavía tengan un restito de vergüenza.
Mi abuelo materno, judío, orgulloso del humanismo al que pretendía representar y del que se sentía parte, ni siquiera habría podido imaginar que hubiera personajes tan repugnantes a su concepción de la condición judía. Calculo que habría soportado con más facilidad a los delincuentes de la Zwi Migdal que a un tipo como Bergman.

Sé que tengo lectores judíos, algunos de ellos viven en Israel. ¿Qué clase de país es hoy Israel? ¿Qué quedó de las grandes expectativas que tuvieron en la posguerra muchos viejos askenazis como mi abuelo?


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