Acción de Greenpeace |
¡Qué monada! |
Hace un tiempo me preguntaba en este mismo blog si fabricar una lámpara de
bajo consumo no era más contaminante, debido a la cantidad de componentes que
tenía, que una común de tungsteno, aun considerando la energía diferencial que
se gasta. Y una respuesta muy interesante, y que justifica mi preocupación,
apareció hace poco por parte del geólogo José Pablo Milana, que dice en un artículo:
Paradójicamente, luego que aprobaron la Ley Nacional 26.473 [en Argentina] de
abolición de la lámpara de filamento (¡única en el mundo!), muchas minas
comenzaron a procesar el mercurio en sus menas. Antes ese mercurio quedaba en
la roca, hoy es enviado a nuestra atmósfera gracias a estas leyes incompletas. ¿Y
quién fue uno de los beneficiados por la ley de Greenpeace? ¡Barrick, por
supuesto! Ya que hoy además de oro y plata, también extrae Mercurio de su Mina
Veladero.
Como se ve, lo importante es tener una cruzada para combatir el mal, aunque el mal sea menos malo que el supuesto bien que se busca. Para el que le quede una duda, el dióxido de carbono en la atmósfera es mucho menos peligroso que el mercurio.
En realidad sigo pensando que esas ONGs fundamentalistas, que hay
quien califica de ecoterroristas, actúan
como brazo ideológico de un poder que nos quiere mantener impolutos y poco
desarrollados como reserva, como coto privado de caza, para cuando se les haga
necesario contar con un espacio limpio y lleno de riquezas vírgenes. Y mientras tanto seguir arruinando sus propias
tierras y aguas con el sólo objetivo de enriquecerse más y adquirir un poder
suficiente como para mantener su control sobre el mundo. Al mismo tiempo que, insisto una
vez más con esto, el brazo armado, la OTAN, sigue firme en las Malvinas.
Lo más perverso de este tema es que pone en la vereda de enfrente a gente que, como
uno, lo único que pretende es que se estudie racionalmente y de acuerdo a
nuestros propios intereses soberanos y criterios científicos, los daños
eventuales que podría producir un emprendimiento cualquiera en nuestro propio
suelo. Un estudio lógico de pérdidas y beneficios. Reservándonos, inclusive, el derecho a consultar a quien se nos dé la gana y a equivocarnos por nuestra propia cuenta.
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