Hoy en día los periodistas, o más bien sus notas, suelen estar
completamente identificadas con el medio para el que trabajan. La mítica objetividad
del periodista de verdad se volvió, casi siempre, eso, un mito en el que en realidad nadie cree.
Ya no se trata de asignarle a un periodista la ideología
desde la que mira el mundo. Eso es aceptado por todos como una condición
inicial para cualquier interpretación de lo real, se trata de que más allá de
la ideología del sujeto periodista, prima la del medio para el que sirve. Que en un mundo capitalista en la
actual etapa va a responder, por esencia, a su rentabilidad inmediata, que a
veces se nutre de las misma vida de sus empleados cuando se trata de
corresponsales de guerra.
¿Cuánto vale la vida de un periodista?
Por qué entonces un país o un grupo rebelde consideraría a
un periodista algo más que un miembro, un verdadero soldado disfrazado, de un
servicio de informaciones. Por qué le daría una diferente jerarquía y en
consecuencia un respeto especial. En la guerra a los espías se los fusila. Si
un periodista, consciente o inconscientemente, se convierte en un espía, dado que
la información que consigue procesada según la conveniencia de los intereses a
los que responde puede ser usada por los enemigos de los que lo capturan, su
destino está fijado.
Los periodistas en Siria
Aproximadamente cuarenta periodistas entre locales y
extranjeros están muertos, desaparecidos o raptados, en Siria. Esta masacre de
periodistas que se está produciendo allí, tanto en manos del gobierno como en
las de los distintos grupos rebeldes,
parece afirmar esta teoría.
Triste destino, entonces, el de periodistas que vendieron su
alma para trabajar en medios internacionales de importancia y que terminan
descubriendo el precio frente a un gastado Kalashnikov en manos de un soldado
de alguien.
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