La
simple represión, salvaje y estúpida, o la violencia contra alguna minoría,
hace el efecto contrario al que se busca. Consigue aglutinar y organizar a ese
mismo enemigo al que se quiere
controlar. Y no hay que olvidar que ese enemigo o tiene poco y nada que perder
o, si lo tiene, sabe que su lucha es terminal: o gana o pierde todo. En los dos
casos se vuelve temible.
Neonazis |
Las
minorías, sean religiosas, raciales o de cualquier otro tipo, tienen tendencia
a fusionarse con el ambiente en el que eligieron vivir. O, al menos, la gente
con un pensamiento más libre dentro de dichas minorías. Los aspectos
fundamentalistas de las religiones o de las costumbres que esas minorías hayan
podido traer quedan para los más viejos e inadaptables y para los más atrasados
desde el punto de vista cultural o social.
Hace poco hicimos entre amigos una
estadística elemental y poco amplia, es verdad, sobre la probabilidad que tenía
una persona de clase media de origen judío de casarse con otra del mismo origen
en la Ciudad
de Buenos Aires, y resultó ser diez
veces menos probable que la de hacer pareja con una persona del origen
predominante en Argentina, es decir, católico. Más o menos la misma
probabilidad de no hacer pareja con alguien que no sea de origen español o
italiano, que fueron las inmigraciones más masivas.
Taliban |
Pero
hubo períodos en la historia en los que el sólo apellido que pudiera delatar un
origen judío alcanzaba para caer en manos de perseguidores filonazis o
ultracatólicos. Lo que casi siempre era lo mismo. Y entonces esos judíos
librepensadores y ateos, se veían obligados a actuar, a veces con sus mismas
parejas e hijos de un origen cristiano, dentro de las organizaciones judías.
Que le ofrecían contención, organización y autodefensa. Con lo que el mundo judío se reforzaba con muchos
más cuadros, casi siempre superiores a los que naturalmente habría tenido. Como se ve, los grupos más reaccionarios y xenófobos contribuían a crear un enemigo a sus intereses más fuerte y mucho más orgánico.
Hoy
en día la Europa
xenófoba y muchas veces neonazi crea, como en los ejemplos que di antes, un
comportamiento mucho más peligroso de europeos de origen árabe y africano. En
los últimos años la cantidad de árabes de origen europeo que luchan en
Afganistán con los Taliban se decuplicó.
No estoy en condiciones de verificar este dato que apareció en la prensa
francesa, pero todo me hace pensar que es más que probable. Sobre todo teniendo
en cuenta atentados que se hicieron tanto en Estados Unidos como en Inglaterra
y en Francia, que fueron llevado a cabo por gente nacida en esos mismos países.
Gente que desde la más tierna infancia es atacada, menospreciada y segregada
dentro de sus propios países de nacimiento en base a una disparatada ius sanguinis constitucional que aparece puesta en
acción.
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