Se me ocurre que sería una buena
práctica pensar lo del estado chico
en términos de policía.
Por qué no imaginar un estado con
pocos policías federales y sin policías provinciales. Un estado en el que los
más poderosos armen policías privadas que organicen la defensa de sus bienes y
personas. Y para el resto, esperar que esos policías privados, al cubrir zonas
muy amplias, los incluyan en su protección.
En un caso como éste es fácil
imaginar que los propietarios de las policías privadas y los mismos jefes
policiales se dedicarían a exigir el derecho de pernada(*) sobre las novias por casarse, dinero adicional por la
protección a la que no estarían obligados y alimentos un poco más contundentes
que las tradicionales pizzas sin cargo
retiradas por los patrulleros. Total, quién podría impedírselo. ¿Alguien puede
dar ejemplos de una fuerza policial autoreprimiéndose? Si hasta cuando surge algún peregrino ataque
de conciencia en el cerebro obnubilado de un efectivo, siempre hay a disposición un sacerdote para poner las cosas en su
lugar.
Si ese mundo del poder de los
policías tan parecido al de un feudalismo desencadenado parece irracional y más
humorístico que otra cosa, dejar a los que tienen mucho dinero, o a las súper
empresas, hacerse cargo de la gente, me parece mucho más disparatado.
(*) El tema del derecho a desvirgar a la novia
antes del casamiento debe ser entendido aquí como puramente retórico. Es bien
sabido que ya no quedan novias vírgenes ni muchos que las deseen.
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