Marcos Aguinis |
Lanata, de la perversión a la
estupidez
Miembros del partido comunista
dedicados a las más terribles actividades a favor de lo más representativo de
la derecha hay muchísimos. Más interesante para mí es el caso de Lanata.
Siempre peligroso para los que lo financiaron, amigo del dinero ajeno, hay
mucha información judicial al respecto, cansado a lo mejor de ser un
emprendedor independiente, debe de haber entendido que se ganaba más dinero
siendo un empleado estrella de una empresa muy poderosa.
El médico brujo
Jorge Lanata |
Pero qué sucedió con sus
capacidades. ¿Acaso lo empiezan a socavar las arterias tapadas? Es posible,
teniendo en cuenta la edad, el cigarrillo y el sobrepeso. Pero a lo mejor la biología no tiene
nada que ver y la razón sea la misma que hace cometer errores a los chamanes y
médicos brujos en general. Esos señores, cuando son auténticos, se convencen de
sus poderes del mismo modo que convencen a los demás. Ellos creen. Ellos están
seguros. Aunque la realidad se les oponga de forma evidente. Y ese fue el caso
de Lanata, desorientado y puteador ante el triunfo de Chávez en las elecciones
venezolanas. Es imposible creer que Lanata no tuviera información veraz y
suficiente como para saber que Chávez iba a ganar. No era tan difícil ya que
todos los que evaluábamos información lo sabíamos. ¿Cómo pudo caer en esa
trampa?
Lo que debió hacer Lanata era
tener una operación más completa e
inteligente que la que promovió en el aeropuerto de Caracas, cuando hizo
desplantes que impulsaron a las fuerzas de seguridad venezolanas a tomar cartas
en el asunto. En realidad, poca
cosa, algo que cualquiera puede hacer, tan fácil como juntar gente en el obelisco
de Buenos Aires si uno avisa a los medios con tiempo y a una hora determinada
se pasea desnudo.
En este momento estoy seguro
de que, como yo, hay gente en Clarín que piensa que a Lanata le están pagando
demasiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario