El Blog de Emilio Matei

jueves, 25 de octubre de 2012

Cómo hacer amigos I

Las cosas son un poco más complicadas: el argumento perfecto, el argumento odioso

Discusión
Cuando algunas personas se ven obligadas a replicar en una discusión, y no tienen mucho que decir o no se quieren tomar el trabajo de pensar un poco, utilizan un interesante y omnívoro argumento. Las cosas son un poco más complicadas. Tal vez acompañada de una cara de superad@ que siempre da la sensación de que se omite mucho más de lo que se dice, signo inequívoco de inteligencia o, a menudo, de simple estupidez. Esta muletilla discursiva se usa, especialmente aunque no de forma exclusiva, en el mundo sicoanalítico. Mis queridos amigos, ¡todo es un poco más complicado! Y si uno debiera ser exhaustivo cada vez que intenta discurrir sobre algo, el simple diálogo sería imposible.

Lo que es imprescindible leer, según algunos

Las nueve musas
Hay gente que nos atiborra de cultura y arte, ya sea en nuestras casillas de mail como en sus blogs. Con esos medios se puede expresar lo que se piensa, como en este mismo blog, sobre algún o algunos temas y también se pueden transcribir recortes de la realidad o de la actividad intelectual de vivos o muertos que nos parecen importantes o dignas de mención o, por lógica, se puede hacer una combinación con todas esas cosas.
Pero tanto el pensamiento del bloguero como los recortes o patchwork que pueda hacer de la realidad, que considera dignos de ser comunicados, no tienen por qué ser apetecibles para todos. Ni tampoco tienen por qué ser considerados, sencillamente, interesantes. El problema es que muchos de los que escriben blogs o envían sus mails, cuando son rechazados, consideran que la rechazada es la cultura y no ellos mismos, sus capacidades para seleccionar o crear cosas de interés universal o al menos de alguna mínima importancia para uno.

Cada vez que pedí a alguien, de buen modo, que dejara de incluirme en sus listas de mails sobre temas culturales, se me contestó: creí que te interesaba la cultura. Obligándome a un esfuerzo desmesurado para no contestar con alguna barbaridad.

Quiero dejar en claro que el egocentrismo patológico, pese a lo que se cree en Argentina, no es patrimonio de ninguna nación particular de Latinoamérica. De hecho, me pasó lo mismo con gente de Venezuela, Colombia, Perú, Uruguay y, claro, Argentina.

En realidad, cuando alguien lee nuestro blog o pide que se le envíen mails de una lista de algún tema en particular de tipo cultural, sólo cabe agradecer. Y en el caso contrario, disculparse por las molestias y a otra cosa. ¡Un poco de modestia, recórcholis!

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