El Blog de Emilio Matei

miércoles, 30 de enero de 2013

El relato

Neutralidad de Suiza:

La autorización de sobrevolar Suiza por aviones cargados de armas y municiones, dicen los suizos: "es compatible con la neutralidad Suiza porque las operaciones militares en curso son llevadas a pedido del gobierno de Mali y se inscriben en el cuadro de la resolución 2085 del Consejo de Seguridad de la UN".


Esta resolución es un clásico de la política exterior de Suiza, casi podrían conservarla en Sevres, junto el metro patrón y otras unidades de medida.
El uso de la palabra relato se ha vuelto recurrente en los discursos de los políticos. Pero a qué relato se refieren.

El relato
En principio el diccionario se refiere a dos cosas diferentes como relato. Una es el conocimiento detallado que se da de un hecho, una especie de informe exhaustivo que solemos llamar, más bien, relación. Palabra que se usa bastante en ámbitos judiciales o policiales cuando se trata de reconstruir hechos. La otra acepción es la de narración o cuento. En estos últimos casos la palabra remite casi siempre a lo ficcional. Por definición, lo no real objetivo, una pura acción de fingir. Cosa que cae por su propio peso en lo mentiroso, lo ausente de verdad al menos desde el punto de vista literal.

Es cierto que los gobiernos como las religiones tienden a reconstruir la historia a su conveniencia, resaltando y haciendo desaparecer los hechos. En este caso la palabra relato referida a la historia como simple justificación de teorías o actitudes del presente, tiene sentido. La historia, en estos casos, las más de las veces es la ficción de lo real. Y si a alguien le queda alguna duda, me remito a la visión que tienen del peronismo diferentes agrupaciones políticas, tan diferentes en sus prácticas como son diferentes sus visiones, o relatos, del pasado.

Las ciencias sociales, en sus representantes no o post marxistas casi siempre tienden a diluir las ideas que impulsan a una acción cuyo objetivo no necesariamente es la acción física sino, también, la búsqueda de sentido en el pensamiento y la comprensión del mundo, la búsqueda del conocimiento. Pero esta no es una discusión general sino sólo referida a la palabra relato, que vale como ejemplo de la dilución de las ideas mediante el uso de palabras que las relativizan o, a veces y de modo directo, las invalidan.

Una teoría o un modelo, por su propia condición de serlo, es una suma de interpretaciones sobre la realidad que en el caso de las ideologías, como en los de las prácticas de gobierno, tendrá equivocaciones y será siempre perfectible. Que en su construcción o descripción el inconsciente del que la explicita o usa haya componentes ficcionales, o de relato, es inevitable. Pero nunca es necesariamente sólo una suma de mentiras o una ficción. Las ficciones, que corresponden al mundo del arte, no tienen por qué tener un uso práctico más allá de producir placer estético. Las teorías son la manera que tienen los seres humanos, y sólo los humanos, cualquiera sean sus limitaciones para controlar el inconsciente y lo consigan o no, de producir cambios en la realidad en el sentido en que lo desean así como, muchas veces, evitar daños.

En un mundo post posmoderno, con un neocolonialismo disfrazado de liberalismo económico triunfante, con un pragmatismo que es la contrapartida de pensamientos en los que los conocimientos rebautizados saberes se mezclan con las teorías rebautizadas relatos y con los buenos vinos, la comida sofisticada y en el que el dicho se modifica de que el dinero va y viene, la salud es lo que importa de nuestros abuelos por el irónico y desesperanzado la salud va y viene, el dinero es lo que importa; la nueva frivolidad, como un pensamiento colonizado, va creando espacios cada vez más grandes y sustituyendo valores. Y palabras.

En realidad, los políticos deberían tener más cuidado con el uso de la palabra relato

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