Hoy,
gracias a las series norteamericanas y a la tan mentada penetración cultural,
ya no vale nada. Un padre le dice a la hija, te amo, y cree que en realidad la
ama. Una hija le dice al padre te amo, y cree que es maravilloso haber podido decírselo.
Ya que decirle a alguien te amo es todo un esfuerzo para un anglosajón
promedio por su incapacidad genético cultural para comunicar sentimientos. Para
nosotros, latinos como somos, también es difícil pero la razón es otra, el
problema es superar el ridículo. Ya que los sentimientos los expresamos con
bastante facilidad y hasta con estruendo, muchas veces. Pero tenemos un cierto
prurito con el kitsch.
Nosotros
tenemos tres palabras cuyos matices manejábamos muy bien. Te quiero no es lo
mismo que te deseo y te deseo no es lo mismo que te amo. No mezclemos todo, le
quita la gracia.
Es hora de detenerse un poco y ver las cosas como son. El famoso corazón no es más que una vagina que se dilató de tanto manoseo semántico indiscriminado. Pura genitalidad disfrazada de sentimiento.
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