El caso que voy a contar a continuación, me parece tan
perfecto en su razonamiento en contra de toda lógica, y tan propio de estos
tiempos que corren, que creo que vale la pena de ser comentado.
En el Delta del Paraná, en la parte que le corresponde al
partido de Tigre, se acaba de aprobar una reglamentación que normaliza lo que
se puede y lo que no se puede hacer respecto a construcciones. Teniendo en
cuenta que el delta es un humedal poco habitado y de cierta fragilidad ecológica,
y que está a treinta kilómetros de la
Ciudad de Buenos Aires, la reglamentación no parece ser una
mala idea. Pero el resultado lo fue.
Las personas a cargo de diseñarlo no tenían, resulta muy
evidente, la menor idea de lo que es posible o no de ser hecho en un humedal
como este.
No es la primera vez que se intenta reglamentar todo en las
islas del delta, pero los usos y costumbres, muy arraigados y particulares, y
la dificultad para realizar el contralor, dejan todo esfuerzo regulatorio en
desuso casi antes de empezar.
Esta vez, en cambio, vía una gran efervescencia política, la
reacción fue inmediata y obligó a la intendencia a dejar en suspenso la nueva
reglamentación.
Jorge Lanata |
Una cierta derecha supuestamente antipolítica y espectadora
de periodistas como Lanata o Nelson Castro, ideólogos de una especie de
democracia antidemocrática comprometida en una cruzada por los derechos civiles
organizada sobre mentiras flagrantes que nunca se ven obligados a reconocer o
desmentir; una cierta derecha, como decía, que reacciona ante cualquier
problema social, verdadero o falso, con un gran vigor indignado. Y lo hace con
frases que le son inyectadas por esos periodistas. Hoy en día se podría decir,
para usar el discurso de moda, que son
hablados por los medios monopólicos.
En este caso, una persona, que podemos llamar señorita Blanca,
le escribe a la persona a cargo de la intendencia de Tigre, y le dice que hay
que cambiar varios puntos del famoso marco regulatorio. La respuesta, que llega
de inmediato, es que le haga llegar la propuesta de modo de poder analizarla y,
eventualmente, usarla para mejorar la normativa. La señorita Blanca se
desconcierta un poco. Una cosa es quejarse y otra muy diferente y trabajosa,
sentarse a revisar y corregir una norma. Ni te cuento, a explicitar ideas
propias. Pero junta fuerzas y se sienta frente a su computadora. A ella le
parece que esta es la manera de que entiendan que se gobierna con el pueblo. Y no lo dice, pero estoy seguro de que
lo piensa ya que es consecuencia de la anterior: estas autoridades no escuchan las necesidades de la gente. Ambas
frases del bagaje de ese particular periodismo.
Más allá de que no soy partidario del actual intendente, ni
mucho menos, hay que reconocer dos cosas:
1ª La demanda fue atendida de inmediato.
2ª El intendente lo es por haber sido reelegido con más del
50% de los votos.
Nelson Castro |
¿Por qué dicen que gobiernan de espaldas al pueblo? En un
sistema democrático capitalista como el argentino, el pueblo no gobierna sino
por sus representantes, que es lo que dice la constitución. ¿Cómo imaginaría la
señorita Blanca que debería gobernar con el pueblo el intendente? ¿Hacerle caso
a ella en lugar de a la mayoría que lo votó? No lo creo, pero esos periodistas
insisten en que el gobierno, que fue reelegido con más del 50% de los votos,
gobierna sin oír los reclamos del pueblo. Pueblo que, supongo, tiene un innato
masoquismo que lo obliga a volver a votar, en plena democracia y con elecciones
cuya limpidez ni la oposición niega, a quien le da la espalda. Y en última
instancia, si ese pueblo se equivoca y elije mal, tiene derecho a hacerlo, el
derecho que le da ser la mayoría en un país democrático. Y los perdedores deberían aceptarlo.
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